¿Qué quemarías por la Paz?

Las explicaciones poéticas, científicas, filósoficas o religiosas que el ser humano ha dado al mundo que le rodea, a sí mismo o a su sociedad siempre han quemado. Así es como creemos saber que somos polvo de estrellas, la frágil unión de los elementos que éstas arrojaron al espacio durante su proceso de combustión y en el momento de su explosión final, durante su vida y tras su muerte; cómo sentimos que el sol incendia el horizonte para que el gélido aire de la oscura noche esparza sus brasas y estemos menos perdidos, o cómo comprendemos que los dioses castigarán eternamente a quien ose compartir el secreto del fuego con la Humanidad.

Y el ser humano aplicó los datos y su intuición, y creó la técnica. Y espantó con el fuego a las bestias, y creó alrededor de la hoguera y la ventana el hogar para comer, amar y no perder de vista las combustiones espaciales.

De este modo, comprendiendo y trascendiendo la naturaleza sin abandonarla, hemos ido creando nuestra cultura; sin embargo, los poderosos nos la pueden arrebatar como ya hiciera Zeus con el fuego. Podemos admirar desde esa banal y ficticia hoguera y ventana que es la televisión nuestra magna obra: podemos ver arder, de manera trágica y real, Iraq, Afganistán o el Congo como si de un espectáculo se tratara. Pero también podemos compartir sudores y caricias bajo una alborada en verano o, mejor aún, hacer de nuestra conciencia el combustible de un nuevo mundo.

Y tú... ¿qué quemarías por la Paz?

Celebración del día de la Paz y la Noviolencia: Elx, 27 de enero

Ver más editoriales de Tortuga