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Por la Objeción de Conciencia al Sistema Electoral

Lunes.11 de mayo de 2015 487 visitas - 1 comentario(s)
Queremos, como personas adultas que somos, poder coger las riendas de nuestra vida. #TITRE

Como tantas otras primaveras, desde la administración y desde la dirección de diversos partidos u organizaciones políticas nos invitan a participar en lo que ellos llaman «la fiesta de la democracia».

Efectivamente, algo de lúdico debe haber en tal celebración, pues, como si se tratara de una de las tantas ferias que tienen lugar en los pueblos de nuestra geografía, nadaremos entre brindis al sol, baños de masas, músicas dicharacheras y los obsequios que cada cual pueda ofrecer a las multitudes, desde caramelos hasta gorras de cartón.

Por supuesto, como en todo buen sarao, los problemas quedarán arrinconados y, aunque saldrán a la palestra, lo harán apelando a las emociones y no al análisis crítico. No dejaremos de estar en lo cierto si aseguramos que los argumentos esgrimidos en cualquier panfleto o mitín político se asemejarán más a los empleados en una disputa tabernera que a los escritos en cualquier texto serio. Tampoco podemos dejar de pensar que toda esta fiesta tiene mucho más en común con el circo que con nuestro pan y, por supuesto, que con la búsqueda común de soluciones que es la democracia.

Imaginemos una realidad diferente: quienes se autoproclaman políticos por encima de las personas de a pie debaten concienzudamente, cada uno de ellos propone su camino de verdad en pos del bien común. Imaginémoslo. Tendríamos la posibilidad de elegir gobernantes entre una oferta de personas honradas y bienintencionadas, incluso, imaginando aún más, entre personas muy preparadas. En tal caso podríamos aspirar a vivir en aristocracia (el gobierno de los mejores), pero no en democracia.

Y si nos planteamos si son los diputados, concejales, alcaldes o ministros quienes gobiernan; o si, bien al contrario, lo hacen los grandes poderes económicos, puede ser que lleguemos a la conclusión de que vivimos en una perfecta plutogracia: en un perfecto gobierno de los ricos.

Por muchas guirnaldas con las que las adornen, en una aristocracia o en una plutogracia poco podemos decir las gentes de a pie.

No queremos que nos gobierne nadie; queremos, como personas adultas que somos, poder coger las riendas de nuestra vida y buscar caminos y soluciones comunes con nuestros iguales.

Creemos que no se hace política depositando un voto de tarde en tarde, sino colaborando con nuestros congéneres, agrupándonos en asambleas y preocupándonos en grupo por nuestro entorno.

Queremos que cualquier persona pueda participar en política de esta forma. Queremos animar a que la gente así lo haga, pues todas las personas podemos aportar nuestro granito de arena en la construcción de un presente y un futuro mejores. Y, sobre todo, queremos que nada ni nadie nos impida andar el camino hacia la democracia como actualmente nos lo impide el sistema político y económico.

Por todo ello te invitamos a que objetes al sistema electoral, a que luches por un mundo mejor en el día a día y no votes. También a que hagas pública tu negativa a formar parte de una mesa electoral si te obligan a formar parte de ella. Este paso ya lo ha dado mucha gente, entre ellos nuestro compañero Adrián, quien será juzgado el próximo 25 de junio. Adrián se enfrenta a una petición fiscal de 2.400 euros de multa, aunque podría acabar en la cárcel.

Desde Tortuga lanzamos nuestra campaña de Objeción al Sistema Electoral. Con ella pretendemos exponer nuestra visión de la realidad, apelar a las conciencias críticas y fomentar el debate con quienes opinan de manera diferente. Aquí tienes información sobre ella:

http://www.grupotortuga.com/El-sistema-electoral-no-es

http://www.grupotortuga.com/Manifiesto-por-la-objecion-de

http://www.grupotortuga.com/Por-que-y-como-hacer-Objecion

La democracia es otra cosa.

Objeción al Sistema Electoral.

Grup Antimilitarista Tortuga

  • El nivel moral, ético y democrático de la política de ESPAÑA es auténticamente repugnante y despreciable.

    Para entenderlo basta explicar una de sus más grandes basuras (que, como es natural, nos la presentan como un gran hallazgo para todos, como algo magnífico para todos, como algo que es el súmum de la democracia, etc., etc.): bien, una de sus más grandes basuras, si no la más, es eso que nos presentan como EL CONSENSO (entiéndase que nos hablan de EL CONSENSO POLÍTICO, no de otros consensos que pueden ser normales y que no viene al caso hablar aquí). Bien, EL CONSENSO POLÍTICO es tal aberración, tal engaño, tal burla, tal estafa, tal crimen contra la democracia, etc., es de tal nivel como si (pongamos por caso) en la final de un campeonato del mundo de fútbol las dos selecciones finalistas CONSENSUARAN cuál va a ser el resultado, cuál va a ser el desenlace de cada jugada, etc., etc.

    En DEMOCRACIA es imposible que haya CONSENSO; ESTO ES DE TAL ABERRACIÓN QUE CUALQUIERA QUE NO SEA UN AUTÉNTICO MANIPULADO, UN AUTÉNTICO IGNORANTE lo entiende en décimas de segundo.

    Pues bien, tampoco sin mayoría absolutas hay ni puede haber DEMOCRACIA. Si es necesario se hace una segunda vuelta (si en la primera vuelta ningún candidato sacó la mayoría ABSOLUTA).

    Donde hay CONSENSO POLÍTICO hay pasteleo, hay cambalache, hay reparto del pasta, hay corrupción, etc., y (sí, lo han acertado) el que lo paga siempre (el 100% de las veces) es EL GOBERNADO.

    En fin, ya digo, pura asquerosidad, etc.