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Origen, protestas y propuestas del movimiento antiglobalización

Jueves.20 de enero de 2005 9549 visitas Sin comentarios
Extracto del libro definitivo sobre el movimiento antiglobalización. #TITRE

Más información en la web de La Catarata

Extrato del prólogo de Carlos Taibo:

Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de las cacerías las seguirán escribiendo los cazadores.” Este proverbio africano, recogido por Eduardo Galeano, sirve a las autoras para continuar una tradición que en los últimos años están llevando a cabo los activistas del Movimiento Antiglobalización (MAG): trazar sus propias coordenadas en el contexto de globalización neoliberal que rechazan. Con este objetivo, el libro está estructurado en cuatro grandes bloques: por qué surge el MAG, qué es, cuándo aparece y cómo lo hace, atendiendo especialmente a los orígenes, las dos grandes ramas que lo integran y su trayectoria desde finales de los ochenta, pasando por sus grandes eventos de propuesta y de protesta (Seattle, Praga, Génova, Porto Alegre). Se trata, por tanto, de un relato activista; una contribución al debate sobre la propia definición del MAG con una mirada general que raras veces se encuentra en la abundante literatura sobre el tema; por otro lado, ayuda a aclarar conceptos elementales que definen lo que significa la resistencia antiglobalización en la actualidad. De esta manera, cumple también con una vocación divulgativa, que trata de acercar el movimiento a públicos más amplios.

4. CÓMO SURGE EL MAG: AGENDAS Y REIVINDICACIONES

“Nuestra resistencia será tan global como el capital”
Llamamiento de Reclaim the Streets

”Si a uno le dan palos de ciego la única respuesta eficaz es dar palos de vidente”
Mario Benedetti

4.1. LAS ÁREAS TEMÁTICAS DEL MAG

El MAG ha tenido, más allá de la visibilización de la protesta, una incidencia en el sistema político-económico internacional, que es la que abordaremos en este capítulo. Haremos constar desde aquí que los siguientes apartados están referidos casi con exclusividad a la que hemos denominado “rama de la propuesta” en el MAG, al ser la que plantea de un modo más concreto la posibilidad de “reformar” algunos aspectos del modelo vigente. No queremos decir con eso que la protesta carezca de propuesta, ni que deje de apoyar y asumir como propias algunas de las reivindicaciones aquí planteadas; como plantemos al final, esta sucesión de ejes acaba convergiendo en un amplio debate sobre ciudadanía, que es, creemos, lo que da sentido a la mera existencia del movimiento.

En términos generales, una de las grandes conquistas del MAG se ha librado en el campo ideológico, forzando la redefinición del eje izquierda-derecha, cuyo centro se había desplazado hacia la derecha. Resurgen así la extrema izquierda y los partidos comunistas, barridos por la caída del comunismo, al tiempo que se consolida la socialdemocracia, con una reconversión en la Tercera Vía. Aquí tiene importancia la reaparición de los movimientos sociales como actores políticos, con una incorporación de jóvenes hasta entonces desmovilizados, que intentan ser captados por esos partidos de izquierdas como nueva base electoral. Este proceso es más acusado en América Latina, que resurge del ciclo post-dictadura (en el que se hace desaparecer virtualmente a toda una generación de jóvenes activistas, consagrando a los represores o a sus herederos en el poder) recuperando gran parte del imaginario colectivo de los años 70, como protagonismo de los social en lo político; lo demuestra la proliferación de grupos como los piqueteros en Argentina, el movimiento indígena en prácticamente todo el continente, etc. Las experiencias de Argentina, Brasil, Venezuela o Bolivia, unidas a Cuba, por su parte, demostrarán el impulso de los nuevos cambios desde una perspectiva institucional, en algunos de los casos como calros ejemplos de partidos aupados al poder de la mano de movimientos sociales (el PT en Brasil, la voluntad “izquierdista” de Kirchner hasta el momento, el movimiento bolivariano de Chávez...)

Pero, más allá de los ejemplos políticos, lo cierto es que su principal logro en el escenario internacional ha sido la generación de debate en torno a temáticas que antes no se trataban. Las instituciones internacionales se ven obligadas a incorporar discursivamente unos referentes ya globales. Veremos a continuación una propuesta de síntesis de las diferentes áreas temáticas del MAG y qué incidencias concretas ha tenido en relación a cada una de ellas(...)

Antimilitarismo/Antiguerra

Estamos también aquí ante una de las ramas con mayor tradición de intervención en los movimientos sociales y ciudadanos. Surge inicialmente como un rechazo a la guerra como medio de resolución de conflictos, y la repulsa a la existencia de los ejércitos que son la máxima expresión de una política de seguridad exterior de los estados en clave prospectiva o beligerante y no sólo meramente defensiva. En esta misma línea, disconformidad con (tras una larga historia en la vida de los ejércitos no profesionales) al reclutamiento de los varones en edad militar, el que, desde una crítica inicial a un mecanismo de consolidación de sociedades estamentalizadas -en la medida en que el reclutamiento ha afectado históricamente a la clases sociales inferiores-, se acaba convirtiendo a una repulsa abierta a estrategias de militarización de la sociedad.

De esta manera, y en sus inicios el antimilitarismo centró sus reivindicaciones en el cuestionamiento del servicio militar obligatorio, llegando a su abolición en algunos países, como el nuestro, pero manteniendo como objetivo último la abolición de los ejércitos, no su conversión en ejércitos mercenarios.

En los últimos tiempos, la oposición concreta a la política belicista que inaugura la era Bush y los demás miembros de la OTAN que se alinean en su eje, entronca de manera directa con las reacciones iniciales a la tensión disuasoria establecida durante la Guerra Fría, de uno y otro lado de los dos grandes bloques en disputa. La oposición a la Guerra del Vietnam como primer gran hito antimilitarista en sociedades occidentales, precedida por la puesta en práctica de estrategias de desobediencia pacífica como la de Gandhi en la India (en esta ocasión, como estrategia de rechazo a la permanencia de la dominación colonial británica), o la de Luther King en la lucha por los derechos civiles de la población negra norteamericana, sientan precedentes estratégicos que serán incorporados con gran éxito a una reivindicación planteada esta vez en clave estrictamente antimilitarista.

En el seno del MAG, como decíamos, el antimilitarismo se ha convertido en una vía de consolidación de prácticas de movilización ciudadana, en un primer momento frente al Estado (de ahí el éxito del Movimiento de Objeción de Conciencia en países como España, donde los Insumisos generaron una presión mediática y social capaz de lograr la supresión del servicio militar obligatorio, el primer caso en un estado europeo en tiempos de paz), con posterioridad en un marco global.

En esta última línea, se parte de una visión del actual orden internacional en clave de guerra global permanente, entendida como el mecanismo activado desde el “poder”, en términos negrianos, frente a la “potencia” de la ciudadanía movilizada[1]. En una lectura de corte institucional, aunque también extendida entre las primeras reflexiones de los movimientos sociales que no se reconocen en la tradición italianizante, se parte de una denuncia de la práctica de la guerra, llegando en primera instancia a la de las actuales teorías de guerra humanitaria, guerra preventiva, etc... Frente a eso reivindican la desmilitarización de la vida cotidiana, la retirada de las tropas de intervención, la no ingerencia militar en gobiernos democráticos, “Dividendo por la Paz”, la objeción fiscal para el ejército, e incluso la desaparición ejércitos.

En conjunto, hablamos de multitudinarias protestas, tanto desde una tradición como de otra, con motivo de los últimos acontecimientos en la esfera internacional (lucha contra el terrorismo, que criminaliza la movilización social; invasión de Afganistán e Irak en los dos últimos años). La gran fuerza de estas protestas y su calado en la sociedad han llevado a algunos sectores del movimiento, así como a numerosos intelectuales y académicos, a constatar un salto en el rol de la ciudadanía, de mera “opinión pública” (reflejada en sondeos y desmovilizada en hechos electorales puntuales), a auténtico “factor de contención geopolítica” capaz, como demostró la Guerra del Vietnam, y como parecen demostrar las manifestaciones frente a las sedes del Partido Popular en España con motivo de los tentados de Al-Qaeda, de obligar a lo gobiernos a volver a tener en cuenta las opiniones ciudadanas en la participación en conflictos bélicos.

En estas cuestiones el MAG se enfrenta a la limitación que supone que sólo trasciendan los grandes temas, silenciando todas aquellas teorías que manejan en referencia a la desmilitarización de la vida cotidiana.

1. Tesis sostenida por el teórico italiano en un primera lectura de Imperio (Obra citada), que debió ser reformulada con la Guerra de Irak. En cualquier caso, se sigue extendiendo la idea de que la guerra aparece como un nuevo poder constituyente” u “ordenador” que esgrime el poder en clave de contrarrevolución, como ya lo hiciera en oposición a la Revolución Humanista que supuso el Renacimiento. La actual situación de guerra global permanente sería una reacción dirigida a destruir los avances de las dos últimas décadas de luchas sociales emancipatorias.