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Once motivos de la confrontación entre Israel e Irán en Siria

Miércoles.16 de mayo de 2018 107 visitas Sin comentarios
Nazanín Armanian, Público. #TITRE

17 febrero 2018

Termina la guerra ‘proxy’ —guerra en la que las potencias implicadas emplean a terceros, en lugar de enfrentarse directamente— en Siria, que empezó bajo el pretexto de la “guerra contra el terrorismo de ISIS”, y empieza la verdad. Las potencias regionales y mundiales que incendiaron este país en 2011, ya se quitan las caretas y se enfrentan directamente:

5 de enero: por primera vez en la historia militar, un grupo de 13 drones teledirigidos que contaban con GPS y sensores de control de altitud, bombardean las bases rusas en Khmeimim y en Tartus. Puesto que los terroristas carecen de esta tecnología y Vladimir Putin absuelve a Turquía de la sospecha, sólo queda un posible autor: EEUU. El 3 de febrero de 2018, Rusia recibe un segundo golpe: uno de sus aviones S-25 es derribado por los ‘rebeldes’. Dos meses antes, Putin había ordenado el repliegue de parte de las tropas, y lo hizo por tres razones: 1) haber conseguido sus principales objetivos en Siria, entre ellos convertirse a una potencia mundial, y aumentar sus bases militares en Siria (ahora puede estacionar hasta once buques de guerra en el puerto de Tartus para los próximo 49 años). La marcha de los rusos se debía al inicio de la campaña electoral rusa del marzo del 2018, y así evitar posibles bajas que podrían perjudicar al partido gobernante de Rusia Unidad. Además, se ponía fin a la sangría de gastar varios millones de dólares diarios en esta intervención. ¿Había previsto Kremlin la dura ofensiva de los enemigos, que puede incluso acabar con el gobierno de Bashar al Asad por Israel y EEUU?

21 de enero: Turquía invade Siria y bombardea la región kurda de Afrin, protegida por el Pentágono. La fuerte resistencia kurda y las advertencias de EEUU han impedido el avance de los tanques turcos: ahora puede quedarse empantanado en Siria (justamente uno de los objetivos de Washington). Rusia que dio luz verde a Tayyeb Erdogan para esta operación de Ramo de Olivo, consigue así dos propósitos: 1) Tensar las relaciones entre los dos miembros de la OTAN, y 2) obligar a los kurdos a buscar el amparo de Damasco, fortaleciendo la posición de Asad.

7 de febrero: EEUU, bombardea la localidad petrolífera de Husham, protegida por las fuerzas pro gubernamentales, y mata a un centenar de personas, para así hacerse con el control de los pozos petrolíferos sirios.

7 de febrero: Israel ataca las instalaciones militares irano-sirias cercana a Palmira bajo el pretexto de la violación de su espacio aéreo por un dron iraní. Teherán lo niega. Es posible que el aparato haya cruzado la frontera israelí por un fallo, que no de forma intencionada. No se descarta que este ataque fuese una maniobra de Benjamín Netanyahu para tapar el escándalo de corrupción que le puede llevar ante los tribunales israelíes.

11 de febrero: la defensa siria, por primera vez en décadas, responde a una agresión israelí, dispara a un F-16 israelí y lo abate.

Aquí acaba la ingenua ilusión de quienes proclamaban el triunfo de la coalición de Damasco-Rusia-Irán-Hizbolá en la guerra.

¿Qué busca Israel en Siria?

Al replegarse el ejército ruso, Netanyahu, con cerca de 150 bombas nucleares en su feudo, finge tener miedo, mucho miedo al avance de Irán y Hizbolá en la guerra, y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia Serguéi Lavrov, en tono irónico, le contesta: “No tenemos información de que alguien esté preparando un ataque contra Israel“. Israel ahora exige una zona amortiguadora de 60 kilómetros para alejar las milicias chiís de los Altos del Golán anexionados, para así instalar más colonos, y explotar sus grandes reservas petrolíferas, descubiertas por la empresa estadounidense Genie Energy. Al ser una ocupación ilegal, la única fórmula para hacerse con dichos recursos es reemplazar a Asad por un régimen amigo o por ninguno.

Agrietar la alianza entre Damasco y el Hizbolá pro-iraní. En un pacto de silencio, Israel hasta hoy no se había atribuido los ataques contra este grupo en Siria, para no poner en un aprieto a Asad y forzarle a reaccionar., y el presidente sirio no le ha había permitido al Parido de Dios responder a Israel desde el suelo de su país.

Bloquear la ruta logística de transgénica de armas avanzadas iraníes a Hizbolá, y así poder atacar el Líbano sin ser molestado. Israel está tratando el Líbano y Siria como un único frente. Damasco, consciente de ello, lanzó el 1 de diciembre, misiles antiaéreos contra un avión israelí espía que sobrevolaba el País de los Cedros. Es posible que las actuales incursiones israelíes sobre Siria fuesen un ejercicio para agredir el Líbano, ahora que Hizbolá está en Siria.

Desmantelar el ‘Eje de Resistencia’ y por orden de más débil a más fuerte formado por Irán, Siria, Hizbolá y Hamas para disuadir el militarismo expansionista israelíes. Este ha sido el principal motivo de la guerra contra Sira, que ha sido conseguido: la organización sunnita de Hamas, a pesar de recibir durante años ingentes ayudas monetarias de la República chiita de Irán se puso a las órdenes de Arabia Saudí y se unió a los opositores de Asad. Su líder, Ismail Haniyeh, llegó a decir que se mantendría al margen en caso de un conflicto Irano-Israelí. Por otro lado, Damasco se ha debilitado de tal modo que ni puede expulsar de su propio territorio a una quincena de países agresores.

Impedir que Irán alcance el Mediterráneo, y consiga trazar el gaseoducto Irán-Irak-Siria.

Alejar Rusia de Irán: Netanyahu que se ha reunido con Putin hasta seis veces en los últimos años, le ofrece a Moscú no sólo la compra de armas sino la presencia militar en la era pos Asad, a cambio de expulsar a Irán de Siria. Y aunque Moscú puede añadir a esta recompensa el levantamiento de las sanciones contra Rusia por parte de EEUU y el reconocimiento de su presencia en Ucrania, el poder de Rusia para obligar a Irán a cumplir las demandas de Israel, es casi nulo: sus intereses chocan en Siria. Kremlin no piensa involucrarse ni en la guerra de Israel contra Irán y Siria, ni en la de Turquía contra los kurdos. No tiene nada que ganar, pero perdería todo lo ganado en el suelo sirio.

Reducir a Irán, como la última gran barrea a su paso para convertirse en la ‘superpotencia’ regional, tras acabar con Irak, Libia y Siria. Para conseguir tal status Israel necesita petróleo, agua y territorio: los tres elementos que se encuentran en otros países de la zona.

Preparar la opinión pública para el fin de Bashar al Asad. Según el Jerusalem Post, Israel ha avisado a Moscú de que si Irán continúa “extendiendo su poder” en Siria, Israel bombardeará el palacio presidencial en Damasco, que según WikiLeaks formaba parte de un plan israelí en 2006. Esta extraña táctica no empujará a Asad a deshacerse de sus aliados: su existencia depende de Irán, que lleva invirtiendo en el régimen sirio desde el 1980 con cientos de millones de euros a cambio de contar con una presencia militar en las fronteras de Israel, con el único objetivo de disuadir al régimen israelí en sus planes para agredir a Irán. Si durante su mandato Obama impidió que Netanyahu saliese con la suya, puesto que su prioridad era conseguir la firma del acuerdo nuclear con Irán, ahora que Trump pretende romperlo, deja la pista abierta a quien quiere llevarse este “mérito”. En esta línea, Francia que se muere de ganas por recuperar su antigua colonia, en busca de excusas afirma que “Francia atacará” Siria si Asad utiliza armas químicas, consciente de que en cualquier momento EEUU puede acusar a Damasco de usarlas para tener una causa belli .

¿Qué hace Irán en Siria?

La alianza entre Damasco y la República Islámica no está basada en la religión. De hecho, Hafiz al Asad no fue invitado a Irán mientras Jomeini estaba vivo, ya que representaba un sistema político no islamista, y que los ayatolás no consideran chiíes a los alawíes . Aun así, se unieron contra Israel y también contra dos políticos: Sadam Husein y Yaser Arafat.

Irán regalaba a Siria en la década de los 1980 millones de barriles de petróleo, a cambio de armas. Cooperación que se amplió con la guerra impuesta a Siria en 2011: Teherán ha invertido cientos de millones de euros y ha enviado a Siria a miles de hombres (muchos de ellos refugiados afganos en Irán, a pesar de las críticas del gobierno de Afganistán) porque:

La Siria de Asad es (¿era?) un contrapeso a Israel, y el último retén al avance del ejercito de este país hacia Irán. Aun así, Teherán no quiere un enfrentamiento con el país judío, y no sólo por sus armas de destrucción masiva ilegales, sino también porque sería provocar la enemistad de los países europeos que, de momento, defienden a Irán frente a las amenazas de Trump. Por ello, Teherán ha negado tanto el envío de aquel dron al espacio aéreo israelí, como de tener base militar en Siria.

Sólo la permanencia de Asad en el poder garantiza la presencia de Irán en Siria, disuadir a Israel, y permitirle salir del cerco creado por EEUU alrededor de Irán. Justo por ello Arabia saudí, Israel y Turquía piden su cabeza.

Establecer una base militar y ampliar su periferia de seguridad, aunque esta misma intención está provocando una nueva amenaza a su seguridad. La fuerza Quds iraní podría estar diseñando la creación de una milicia a lo largo de la frontera israelí, para echar una mano a Hizbolá en caso de que sea agredido por Israel en el Líbano

Se desmoronan los acuerdos de desaceleración entre Rusia, Irán y Turquía, y la guerra vuelve a extenderse por toda Siria. Ante la ausencia de un movimiento por la paz, hay que poner velas a las diosas para que la todavía guerra de baja intensidad entre Irán e Israel no transforme toda la zona en un infierno de fuego de bombas. El diseño del nuevo orden regional y mundial sigue devorando la vida de cientos de miles de personas y amenaza la existencia d algunos estados.

Fuente: http://blogs.publico.es/puntoysegui...