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"Mujeres de armas tomar": Mujeres soldado en la provincia de Alacant

Lunes.17 de enero de 2005 11809 visitas - 6 comentario(s)
Diario Información #TITRE

MARIO HERNÁNDEZ

Una joven de Dénia fue la primera mujer que pleiteó con las Fuerzas Armadas, en 1987, para ingresar en uno de sus tres ejércitos. En su caso, el del Aire. Ana Moreno, que tenía por aquel entonces 17 años, quería ser piloto y ella y su «causa» saltaron a las portadas de los periódicos durante
tres años.

«La solicitud no presentaba impedimento aparente, pues pedían ser española y tener menos de 21 años. Para mi sorpresa, no me aceptaron alegando primero que no había legislación que obligara a tener mujeres y, más tarde, por cuestiones de índole físico», recuerda Ana.

A partir de ese momento se sucedieron los recursos que interpuso -primero contencioso administrativo que presentaron sus padres por ser menor de edad- agarrándose a la igualdad que consagra la Constitución.

Acudió a la Audiencia Nacional,
al Supremo y al Constitucional,
hasta que este último tribunal le
dio la razón. Por aquel entonces
Ana aclara que ya había descartado
la opción militar, pero que
recibió el fallo como una «victoria».

Hoy es madre de familia
en Austria, donde regenta una
consultoría de gestión ambiental,
y dice ver con «alegría el que
cada vez hay más mujeres militares».

La dianense Ana Moreno fue noticia en 1987 por ser la primera mujer que solicitó ser piloto en el Ejército del Aire

Con la igualdad jurídica hombre-
mujer en el Ejército como
ámbito de análisis, el próximo
mes de marzo la Fundación Sagardoi
y el Centro Superior de
Estudios de la Defensa Nacional
(Ceseden) presentarán un trabajo
conjunto que aborda, entre
otras cuestiones, la oportunidad
de articular nuevas medidas que
apuntalen la conciliación de la
vida familiar y militar.

«Faltan
cosas por hacer, y es por eso que
la Secretaría General de Política
de Defensa y los responsables
públicos tienen en la agenda de
2005 el proceder a revisiones legales
como la Ley Reguladora de
la Función Militar, para que en
un nuevo impulso las guarderías
se generalicen y las bajas por
maternidad, por caso, no supongan
en ninguna de las situaciones
un menoscabo para la mujer
», adelanta como coordinador
del estudio el teniente coronel
Agustín Arias.

Otro de los asuntos que más
polvareda ha levantado dentro y
fuera de los acuartelamientos ha
sido la conveniencia de que la
mujer entre en combate en caso
de conflicto. Para Agustín Arias
«era el último escollo ya superado
que tenían y que todavía existe
en otros ejércitos, pero aquí y
ahora no hay limitación legal a ninguno de los puestos
». Todo, en un ejercicio de
funambulismo para no caer en
aquello de todo vale para el convento
en un momento «en el
que existen dificultades para llenar
las plantillas», matiza el teniente
coronel Arias.

Para dar cumplimiento al
principio de igualdad establecido
en el artículo 14 de la Constitución
se promulgó el Real Decreto
Ley 1/1988 por el que se
regula la incorporación paulatina
de la mujer a las Fuerzas Armadas.

Ese año de 1988 el número
de mujeres que formaron
filas en los ejércitos fue de 17,
repartidas entre los Cuerpos de
Ingenieros de Armamentos y
Construcción, que junto con los
sanitarios y administrativos
eran los únicos a los que se podía
acceder en ese primer momento.

El 29 de abril de 2003 llegó el
Protocolo Específico entre el Ministerio
de Defensa y el Instituto
de la Mujer para el desarrollo
de políticas de igualdad en materia
jurídica. Esta iniciativa llega
tras la firma del Convenio
Marco rubricado en 2001, por el
que Defensa y el Instituto de la
Mujer tuvieron a bien comenzar
un proceso de colaboración para
promover actuaciones en favor
de la integración de la mujer en
las Fuerzas Armadas.

Tras su ascenso a cabo con 25
años recién cumplidos Nuria
Gil tiene bajo sus órdenes a 50
soldados. Va para cuatro años
que esta joven de Elche ingresó
en el Ejército del Aire para formar
parte de los efectivos del
Escuadrón de Vigilancia Aérea
(EVA) de la base de Aitana. Nuria
trabajaba antes en la oficina
de una empresa de zapatos y, de
la noche a la mañana, «lo cambié
todo porque vi que había
otro tipo de trabajo y de oportunidades
en el Ejército».

Se fue a
Zaragoza «sin saber si me iban
a coger»; y la cogieron. «Allí la
cosa esa que te da por ser mujer
se me quitó, porque por lo menos
había doscientas chicas de
unos ochocientos en total», comenta.
Pero a la que no le hizo
mucha gracia la cosa fue a su
madre, ya que «varios familiares
de ella son militares y tenía una
imagen del Ejército desfasada,
pero cuando me vio a mí contenta
se quedó tranquila y ahora
siempre que puede presume de
hija», dice Nuria sonriente.

La vida castrense se le hizo
cuesta arriba al principio «por
estar fuera de casa y por tener
que seguir una disciplina militar
a la que no estás acostumbrada
». En la calle, admite que
«las chicas llamamos más la
atención» y que en ocasiones
«muchas mujeres se dirigen a
mí y me dicen: ‘Ojalá hubiera
tenido yo tanto valor, ánimo’ o
cosas así».

Y en el día a día dentro de la
unidad, su relación y la del resto
de las 13 compañeras con los 111
chicos destacados es «buena» y,
en lo que a ella respecta, sobre
la condición física de la mujer
se queda con aquello de que
más vale maña que fuerza: «A
una persona encargada de las telecomunicaciones
la fuerza le
vale de poco, pero reconozco
que en los cuerpos especiales
que tengan que hacer maniobras
será diferente», razona.

Después de ascender a cabo, la joven ilicitana Nuria Gil, con veinticinco años recién cumplidos, tiene bajo sus órdenes a 50 soldados

Sin duda, es diferente. El teniente
coronel Ramón Lahuerta,
responsable de la Oficina de Información
de las Fuerzas Armadas
en Alicante, da fe de que
«son muchas mujeres de la provincia
las que vienen con la intención
de entrar en el Mando
Operativo Especial (MOE) de
Rabasa, pero las pruebas físicas
son tan exigentes que les cuesta
superarlas. Por lo que yo conozco, han sido dos las únicas mujeres
que han logrado ingresar
en este cuerpo especial».

Superior de Nuria Gil, Antonio
Gómez-Bayo es desde 2002
el comandante jefe del EVA en
la unidad de Aitana. Sus cuarenta
años de edad le han permitido
vivir en primera persona el
paulatino proceso de incorporación
de la mujer al Ejército, realidad
que califica como «natural
» y «en progresión».

Ejerciendo
la docencia en la Academia
General del Aire de Murcia, en
el año 1995 le tocó tener sentada
en el aula a la primera alumna
que había puesto los pies en esa
escuela militar. «Nos pilló a todos
descolocados, la verdad. Se
tuvo que habilitar una habitación
independiente para ella
fuera del corredor de los chicos,
pero el plan de instrucción fue
el mismo». A estas alturas, explica,
«no hay ni diferencia ni
distinción entre hombres y mujeres
en las Fuerzas Armadas.

Aunque pocas, aquí en el MOE
hay ya mujeres y hay también
legionarias, que es lo que más
puede llamar la atención». La
única diferencia en su base «es
que no sé por qué a las chicas
las llamamos por su nombre y a
los hombres por el apellido».

Una media de dos mujeres al
año ingresan en la Academia
General del Aire murciana desde
entonces, lo que ha originado
que ahora mismo sean nueve
las mujeres en la escala superior
del Ejército del Aire. En caso de
acoso sexual, «que no se ha dado
ningún caso en el tiempo
que llevo en la base porque estamos
entre profesionales», el comandante
jefe apunta que sólo
hay una manera de proceder: «Abrir un parte y llegar
hasta donde se tenga que llegar
». En cuanto a las guarderías
en los cuarteles, explica que el
Ejército del Aire es uno de los
mejor parados «al disponer de
una en el Cuartel General del
Ejército del Aire, otra en Torrejón
y una tercera en Zaragoza».

Abierta a los cambios que
conlleva la incorporación de la
mujer, en la letra de la nueva
política de personal de las Fuerzas
Armadas se garantiza la plena
igualdad de oportunidades
en el acceso (sus pruebas de aptitud
física son específicas), teniendo
en cuenta en este proceso
y ya como militares «sus particularidades
biológicas relacionadas
con el embarazo, parto y
lactancia. En estas situaciones la
mujer desarrolla su labor en un
puesto adecuado a su estado,
con permisos de maternidad»,
también de paternidad, «en caso
de parto o adopción». Al periodo
de lactancia se pueden acoger
también ellos, contando
unos y otras con una hora diaria,
mientras que las excedencias
para atender al cuidado de
los hijos pueden prolongarse
hasta un máximo de tres años.

Más aplicadas que los chicos
Cuando de hincar los codos se
trata «las mujeres suelen estar
más preparadas y aprueban más
que los hombres, lo mismo que
algunos extranjeros», apunta el
teniente coronel Ramón Lahuerta.

Las estadísticas que manejan
en las dependencias de captación
de Gran Vía «no dejan lugar
a dudas de que las jóvenes
de la provincia de Alicante son
más aplicadas».

El único cuerpo donde la proporción
de mujeres es similar o
supera ligeramente al de los
hombres es el denominado de
Cuerpos Comunes, en el que se
exige contar con estudios superiores,
prioritariamente en alguna
especialidad de Ciencias. En
este sentido, el teniente coronel
Ramón Lahuerta añade que ahora
mismo las Fuerzas Armadas
tienen dificultades para encontrar
médicos, arquitectos y psicólogos.

«En la provincia», aclara,
«soy yo el encargado de organizar
las charlas que dan en la
Universidad de Alicante y en la
de Elche militares médicos o ingenieros
que vienen de Madrid
para invitar a los alumos del último
año de carrera de la rama
de Ciencias a desarrollar su profesión
dentro del Ejército».

Sobre la cara que se les queda
a los padres cuando una hija les
dice que lo suyo es calzarse las
botas en las Fuerzas Armadas,
el teniente intuye que en estos
tiempos modernos «ni las madres
ni los padres ponen ya pegas,
hay que pensar que los chicos
tienen una media de 20
años y que sus progenitores
rondan los 45 años y han hecho
la mili y, aunque parezca mentira,
suelen guardar un buen recuerdo
del servicio militar».

A Silvia Porras Rubio tampoco
le dice ya nada su madre aunque
sea la única mujer enrolada
en la Comandancia Naval de
Alicante. «Cuando entré había
otra chica, pero cambió de destino
hace un año y ahora estoy sola
», comenta esta marinera
murciana nacida en Yecla. Seis
años atrás ingresó en las Fuerzas
Armadas, más concretamente
en la Armada «porque me
gustaba el mar». El portaaeronaves
Príncipe de Asturias fue su
primera escala. Allí se encontró
con otras 70 mujeres entre las
que la de mayor rango era una
teniente médico. Tantas horas
juntos en un buque chicos y chicas
es terreno abonado para que
cupido haga de las suyas «y era
habitual que surgieran parejas y
que algunos se llegaran a casar.

Yo también lo pienso hacer si
llega», confiesa. Por lo visto, Silvia
comenta que tiene sus ventajas,
porque «si los dos miembros
del matrimonio son de la
Armada, uno de ellos puede pedir
destino en tierra». Ella por
ahora, sin haberse casado, está
en tierra vinculada a la Comandancia
Naval de Alicante. Lo pidió
«para cambiar de aires una
temporada, pero no porque estuviera
a disgusto con el trabajo
ni con los compañeros, que tengo
que decir que nunca me faltaron
al respeto».


En 2003 el Instituto
de la Mujer y Defensa
firmaron un protocolo
para el desarrollo de
políticas de igualdad
Al periodo de
lactancia, en caso de
tener un hijo, se
pueden acoger
también los hombres.


El factor físico importa menos en destacamentos como el de vigilancia aérea, pero es clave para los cuerpos especiales como el del cuartel de Rabasa en Alicante.


El porcentaje de candidatas
disminuyó en 2004.

Defensa
no está precisamente
sobrada de peticionarios
para los Ejércitos de Tierra y de la
Armada y es por eso que en los
centros de reclutamiento todo son
facilidades para presentar su cara
más amable, también a ellas. En
la capital alicantina dos chicas soldado
(Tierra y Armada) están destinadas
en la oficina de información
para, de mujer a mujer, dar
respuesta a todas las preguntas
que plantean las jóvenes que se
interesan por la vida militar y
quieren saber qué va a ser de ellas
tras los muros de un cuartel.

«Las
preguntas más confidenciales giran
en torno a las instalaciones, si
hay muchas mujeres, las guardias
y lo relacionado con el embarazo
y compatibilizar la vida familiar»,
aclara el teniente coronel Ramón
Lahuerta, responsable del Área de
Reclutamiento en Alicante.

Pero la motivación principal,
también de ellas, es «si van a poder
contar con un sueldo más o
menos digno y con una promoción
personal. En muy pocos casos
vienen por vestir el uniforme,
aunque sí se percibe que les atrae
el espíritu solidario que caracteriza
al Ejército español y también el
componente de aventura que ahora
se ve más con las últimas misiones
humanitarias».

Dos jóvenes militares despachan con las chicas que llegan al Área de Información del Ejército en Alicante

En el Área de Reclutamiento
el año 2004 se cerró
con 1.362 citas, de las que 176
se correspondieron con mujeres
(12,9%). Menos porcentualmente
que en 2002, cuando de las 707
consultas globales, en 112 casos
tenían a una mujer como protagonista
(15,8%). «La explicación
que yo le veo es que no suelen venir
con el certificado de estudios
primarios a secas, sino con títulos
más altos, y de ese modo tienen
más posibilidades en el mercado
laboral». Las que se ponen el uniforme
lo consiguen también en
mayor medida que los varones.
Lahuerta confirma que ellas
«aprueban más que los hombres
».

A las Áreas de Reclutamiento
se les ha dado el rango de instrumentos
de primer orden dentro
del Plan General de Reclutamiento
de las Fuerzas Armadas y todo
en estos centros ha de estar dirigido
a dar a los aspirantes una imagen
real del Ejército.

«Pocas vienen por
vestir el uniforme,
aunque las misiones
humanitarias han
avivado su interés»


«Que pudieran entrar
en combate era la
última barrera ya
superada» dice el
teniente coronel Arias.

La proporción entre
hombres y mujeres
roza el 50% en los
Cuerpos Comunes,
que precisa carrera.


ANTONIO GÓMEZ-BAYO COMANDANTE JEFE DEL ESCUADRÓN DE VIGILANCIA AÉREA (EVA) DE LA BASE DE AITANA

«Ellas no son amigas
de discriminaciones
positivas»

¿Quedan discriminaciones y
barreras en las Fuerzas
Armadas para ellas?

Sinceramente creo que no quedan.
Te das cuenta de que no
son amigas de las discriminaciones,
y me refiero a las positivas.
Si aquí a alguna le dijéramos
que no llevara el fusil de asalto
para las prácticas como los chicos,
estoy convencido de que se
negaría aunque le aliviara los
ejercicios. En cuanto a las barreras,
en las Fuerzas Armadas hay
mujeres paracaidistas o legionarias
y, en lo que yo mejor conozco
que es el Ejército del Aire, la
especialidad más operativa es ser
piloto y hay mujeres pilotos.

Pero todavía no pueden ponerse
a los mandos de aviones de
combate, ¿no?

Todavía no. Ahora mismo pueden
pilotar helicópteros y todos
los aviones, menos los de combate.

¿Cuándo llegó la primera mujer
y en qué medida cambió la
base de Aitana?

La primera mujer que entró en
la unidad lo hizo en el año 1994
para labores de administración,
pero no duerme aquí. Después,
cuando yo llegué en 2002 había
ya mujeres soldados y para ellas
se habían preparado tres habitaciones
en el mismo ala de los
chicos. Ahora son 14, y a un lado
están ellos y a otro ellas. La única
diferencia es que el baño de
las mujeres queda en el interior
de los cuartos. Lo que sí recuerdo
en tiempos de profesor de la
Academia General del Aire de
Murcia es cuando llegó la primera
joven. Nos pilló a todos descolocados,
la verdad. Se tuvo que
habilitar una habitación independiente
para ella fuera del corredor
de los chicos, pero el plan
de instrucción fue el mismo.

¿Se le ha presentado algún caso
de acoso sexual entre los militares
que tiene a sus órdenes?

Ninguno. De darse alguna conducta
de este tipo el procedimiento
de actuación está muy
claro: Abrir parte y llegar hasta
donde se tenga que llegar. Lo
que el día a día dice es que estamos
ante profesionales.

Las chicas que se van incorporando,
¿lo hacen cada vez con
más naturalidad?

Se nota que le han perdido el
miedo a la institución militar y
lo empiezan a ver como una salida
laboral que, para la que tenga
un poco de vocación, a mi entender
resulta un trabajo apasionante.
La imagen cerrada que se ha
tenido hasta ahora del Ejército
creo que empieza a quedar desterrada
y el joven que no se fija y
prueba en algún cuerpo de las
Fuerzas Armadas es por desconocimiento
de lo que se le ofrece
o porque le interesa más otro tipo
de opciones en la vida civil.

Por lo visto, los cuarteles dan
mucho juego para emparejarse.
¿Tiene algo que decir?

Pues que es cierto que tenemos
chicas casadas con militares
aquí, una con un hijo y que está
esperando otro. Supongo que no
somos la excepción en cuanto a
que nazcan uniones entre militares
que comparten destino. La
explicación, por buscarle una
porque esto se vive con total normalidad,
es que son muchas las
horas que pasan juntos.

El comandante jefe del escuadrón de Aitana, Antonio Gómez-Bayo

Las chicas le han
perdido el miedo al
uniforme y empiezan
a ver el Ejército como
una salida laboral.



En la provincia forman filas 842 uniformadas, el
6,4% de las jóvenes de un Ejército que tiene como
reto generalizar las guarderías en los cuarteles.


En la base militar de Aitana las 14 mujeres de la unidad se reparten tres habitaciones frente a los cuartos de los chicos, con la única diferencia de que sus aseos están integrados en los cuartos.


  • SOY UN MILITAR DE FUERZA AEREA ECUADOR REVISE TU PAGINA ME GUSTARIA CONOCERTE MI CEL. 099441101

  • bueno primero qnada felicito alas mujeres pilotos y segundo yo tengo 16 años y sueño con ser piloto pero no se si en chile me reciban pero ganas tengo muchas y lo voy a lograr

  • Hola! me encanta la idea d pertenecer a las fuerzas armadas.
    Me gustarias saber.. cuales son los requisitos... Porfavor.
    Gracias

    • Hay algunos requistos, a saber:

      - Que no te importe quitarle la vida a un ser humano si algún superior te lo ordena.

      - Que dejes tu cerebro en casa cada vez que estás trabajando y te limites a hacer lo que te ordenan sin pensar nada.

      - Que no te hayas parado a pensar nunca para qué sirven los ejércitos de países del primer mundo como España, y a los intereses económicos de qué empresas sirven.

      - Que seas una persona dócil y manipulable que nunca va a criticar nada y que va a obedecer sin rechistar todo lo que le ordenen.

      - Y bueno igual piden también algún estudio primario, un mínimo de estatura y cosas así. Pero en estas cosas tendrán mucha manga ancha, ya que no hay casi nadie que quiera meterse en el ejército, y aceptan casi a cualquiera que se pase por allí. Y si eres mujer aún te lo ponen más fácil. Están como locos por tener mujeres soldado para lavarse esa imagen de institución machista y cutre que tienen desde siempre.

      Lorenita, estoy seguro que tú vales mucho más. No desperdicies años de tu vida en un lugar como ese. Te aseguro que saldrás mucho más pobre como persona cuando te vayas, y además para los cuatro duros de sueldo que pagan...

      • Tienes bastante razon en practicamente todo lo que dices, lo se de buena tinta porque llevo 7 años en el E.T. por suerte ya termino mi andadura en la FAS y si que verdaderamente salgo mas pobre que cuando entre, ahora ya no tengo ilusiones se han quedado con todas me han tratado siempre como si tuviera 8 años en vez de los 25 que tengo, ademas las mujeres siempre estaremos en el punto de mira para ser criticadas continuamente y lo que mas interesa de nosotras no es desde luego el trabajo que desarrolles si no tu vida privada.