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México, el gendarme fronterizo de EE UU

Miércoles.8 de abril de 2009 1112 visitas - 1 comentario(s)
Amplio reportaje en Diagonal #TITRE

Diagonal

MIGRACIONES :SEGÚN EL CENSO DE LOS EE UU, EN SU TERRITORIO HAY 31,7 MILLONES DE LATINOS, EL 12% DE SU POBLACIÓN

Fernán Chalmeta / Redacción

Con más de 5.000 muertos desde 1994, las fronteras de México –tanto la del sur con Guatemala como la del norte con EE UU– escenifican los conflictos derivados de las enormes desigualdades sociales.

Más de un millón de personas cruzan cada año de México a EE UU, con los permisos en regla o no. “Hay pocos lugares en el mundo en el que las tensiones originadas por las migraciones masivas de población son tan escandalosas como en esta zona. Este espacio que abarca México y sus fronteras del norte y del sur, es un camino obligado que deben seguir los pobres, los que se movilizan por tierra para alcanzar el territorio y el mercado de trabajo de EE UU”. Es lo que afirma un informe de la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH), estructura que agrupa a 155 organizaciones de todo el mundo.
La oficina del censo de EE UU indica que actualmente hay 31,7 millones de latinos en su territorio, el 11,7% de la población. Los mexicanos representan el 65% de esta suma. En 2000, los centroamericanos eran poco más de 11 millones. Este crecimiento espectacular “se puede relacionar con la aceleración del proceso de globalización ‘asimétrico’ de un modelo de economía liberal de mercado que agrava las desigualdades iniciales entre los países y las regiones dentro de estos”, sostiene la FIDH.

Aunque la economía estadounidense necesita de esta mano de obra ha reforzado las barreras para impedir los movimientos de personas. Para la FIDH esto “ha marcado el inicio del proceso de militarización de la frontera”. Esta organización recuerda que, en la última década, la “pobreza no ha dejado de aumentar en las zonas rurales y semiurbanas de los países de la región. De los 35 millones de habitantes de América Central, 19 millones son considerados pobres: de los cuales ocho millones son extremadamente pobres, es decir que disponen de menos de un dólar al día. La agravación de su pobreza es estructural”.

La fragilidad de estas economías, “vulnerables por la globalización”, las hace muy dependientes de las remesas. Las autoridades mexicanas estiman que “en las zonas rurales de México un hogar de cada diez depende de los envíos de dinero de los parientes emigrados”. A consecuencia de las presiones de los EE UU, el control también se ha extendido al sur. La frontera vecina con Guatemala, tras un largo periodo de olvido y abandono, ha cobrado una atención importante, al asumir el Gobierno mexicano un papel de gendarme fronterizo.


MÉXICO-GUATEMALA : EN LOS ÚLTIMOS AÑOS EE UU HA PRESIONADO PARA QUE LA VIGILANCIA SE REFORZARA

La frontera con Guatemala: donde no llegan los derechos humanos.

Edoardo Bazzaco*

El flujo de migrantes para llegar a la frontera norte no ha dejado de crecer, pese a que el Gobierno considera que pone en peligro la seguridad nacional. El mayor control ha generado mayor corrupción.

En los últimos diez años, la corriente migratoria que ‘transita’ por México desde los países centroamericanos hacia los EE UU aumentó en volumen, pero también en su condición de indocumentada. El endurecimiento de las políticas de visas de ambos países ha propiciado que los migrantes recurran a mecanismos de evasión de los controles migratorios. Así, han proliferado los oferentes de servicios para esos propósitos, así como también un amplio espectro de alternativas, cuya calidad y probabilidad de éxito están estrechamente asociadas al costo de las mismas. Por eso resulta imposible establecer la magnitud del fenómeno: las únicas referencias indirectas disponibles han sido las estadísticas de detenciones y deportaciones realizadas por las autoridades migratorias de estos Estados. Sin embargo, las fuentes censales de México muestran un crecimiento a partir de los años ‘80 de la población de origen centroamericano en EE UU.

Tras el 11 de septiembre de 2001 el concepto de ‘seguridad’ aplicado a los flujos migratorios ha incrementado su relevancia. De forma paralela, esta zona se ha visto profundamente alterada por el incremento de las actividades ilícitas como el narcotráfico, trafico de armas o contrabando de mercancías. Entre ellas destaca el tráfico ilícito de personas, particularmente de mujeres y menores; asimismo, resaltan otros hechos como los relacionados con la trata de personas.

Presión desde EE UU

El Gobierno estadounidense ha ejercido presiones para que México y Guatemala refuercen sus controles. Desde entonces, el Gobierno mexicano le asignó una mayor importancia al control y vigilancia de su frontera sur. Esta postura alcanzó mayor relevancia en 2005, cuando se integró el Instituto Nacional de Migración –organismo de la Secretaría de Gobernación responsable del control migratorio– en el Gabinete de Seguridad, considerando que el tema formaba parte de la agenda de seguridad nacional.

Por otro lado, el Gobierno mexicano sigue manejando un discurso que trata de dar respuesta a las frecuentes denuncias de abusos y violaciones de los derechos humanos (DD HH). Por ejemplo, en 2006, se inauguró un centro de migración de gran tamaño para dar respuesta a las observaciones de instancias como la Comisión Nacional de los DD HH por las inadecuadas instalaciones en que se alojan los migrantes “asegurados” por las autoridades. Varias ONG de defensa de los DD HH, si bien lo valoraron positivamente, lo consideraron del todo insuficiente comparado con el amplio territorio y el numeroso de migrantes en “tránsito”.

Además, las mismas organizaciones señalan la frecuencia de accidentes y abusos que las personas enfrentan en los trayectos en el tren de carga, principal medio utilizado para desplazarse, en donde sufren agresiones no sólo de delincuentes comunes y bandas organizadas (como los Zeta, ex militares de elite al servicio de grupos criminales), sino privada del ferrocarril. Al respecto, el periodista Edu Ponces escribe: “La lógica comercial es sencilla: más vale secuestrar durante unos días a 40 personas (inmigrantes) que paguen 300 dólares de rescate cada uno que a un gran empresario, que entregue en un solo monto la suma, pero donde se corra el riesgo de llamar la atención de prensa y policía”.

El Gobierno no se limitó a asignar mayores recursos al control de su frontera sur, sino que evitó modificar la política de tolerancia ante la operación indiscriminada de cuerpos de seguridad de todo tipo. Las ONG destacan los abundantes ejemplos de corrupción y complicidad de los agentes con ‘coyotes’, ‘polleros’ o ‘pateros’. Si no, el éxito de los migrantes en lograr su objetivo sería incomprensible. A pesar de esto, el número de acciones y sanciones para impedir estas prácticas es escaso; en todo caso, prevalece un entorno de impunidad, que, a la larga, propicia su persistencia. Una situación semejante se verifica en el ‘tránsito’.

Los intentos por regularizar esta situación han sido hasta ahora infructuosos. Entre ellos destaca la propuesta de una nueva política migratoria integral para la frontera sur, resultado de una serie de foros de consulta, y que no ha merecido una sanción legal ni un acuerdo de adopción institucional forzosa de los preceptos que establece. En México persiste la impunidad de diversos actores –sobre todo de agentes de la autoridad– por la comisión de abusos y violaciones de DD HH de las migrantes, a pesar de las frecuentes denuncias. También existen obstáculos para la denuncia y sanción ante el temor de los agraviados a comparecer ante las autoridades judiciales. En definitiva, la región fronteriza del sur de México es hoy un entorno de irregularidades a la vez que de ineficiencias en el control migratorio, tema “prioritario” en los discursos del Gobierno.


MÉXICO-EE UU: DENUNCIAN EL INCREMENTO DEL NÚMERO DE MUJERES QUE MIGRAN

La esperanza choca contra el muro

Matteo Dean / México D.F.

Uno de los principales resultados de los esfuerzos desplegados por EE UU para impermeabilizar su frontera es el aumento de las muertes de quienes intentan cruzarla: al menos 5.000 fallecimientos desde 1994.

Desde el inicio de la Operación Guardián en 1994, la frontera entre México y Estados Unidos ha atestiguado la muerte de al menos 5.000 personas, todas ellas migrantes que han perdido la vida en el intento de cruzar “al otro lado”.

La esperanza provocada por el fin de la era Bush no logra apaciguar el desencanto de quienes diariamente buscan mejor vida en la tierra prometida. Un millón de mexicanos anualmente, desde hace siete años, migra y cruza esa frontera, que se ha venido reforzando precisamente con la Operación Guardián, operativo para sellar la frontera de California y desviar el tráfico de indocumentados a lugares inhóspitos y peligrosos, basado en una valla triple, con equipos militares de visión y vigilancia de 24 horas, promovida por la administración demócrata de Clinton. La esperanza es la última en morir, pero las señales que ha lanzado la nueva administración guiada ciertamente por un afroamericano, pero también por el hijo de un migrante, no son de las mejores. El nombramiento de Janet Napolitano a la Departamento de Seguridad Interna es una señal importante y clara, pues las declaraciones de la ex gobernadora de Arizona resuenan en los recuerdos de los activistas en pro de los derechos migrantes. Porque, si bien es cierto que Napolitano es una de las mayores impulsoras de la reforma migratoria que tiene como eje la regularización de los aproximadamente 12 millones de ilegales en territorio estadounidense, también es cierto que justamente la gobernadora del Estado fronterizo ha sido y es una de las mayores promotoras de la militarización de la frontera, una impulsora de la construcción del muro, una de las protagonistas en la criminalización del sujeto migrante. Y sin embargo quizás algo vaya a mejorar, pues de lo contrario la situación se hundiría definitivamente.

En efecto, por solo hablar de las numerosas muertes que se registran en la frontera, hay que mencionar el paulatino pero constante aumento de los decesos, desde los casi 500 de 2000 hasta los 827 de 2007. Según las estimaciones de las organizaciones de ayuda al migrante, como por ejemplo la Coalición Pro Defensa del Migrante, de estos números, el 36% habría muerto por deshidratación al cruzar por las zonas más áridas de la frontera; otro 19% se habría ahogado en el río Bravo que separa los dos países en la zona del estado de Texas. Finalmente, otro 8% serían los muertos por causa de ‘accidentes vehiculares’ sin mayor aclaración.

Las mismas asociaciones denuncian el incremento del número de mujeres que no sólo se mueven para alcanzar a padres, esposos, hijos o hermanos, sino que también buscan cruzar autónomamente la frontera. Y, en este caso, las estadísticas registran que de cada diez migrantes muertos en el intento de alcanzar EE UU, dos serían mujeres. Recientemente la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (SRE) dio a conocer nueva información que ayuda a completar el cuadro: desde 2001, la SRE habría recibido poco más de 4.000 peticiones de búsqueda de personas mexicanas desaparecidas en su intento de cruzar a EE UU. Además, fuentes de esta administración admiten que 900 cuerpos recuperados desde 2001 mantienen hasta la fecha la clasificación de “desconocido”.

Y si la muerte no alcanza a frenar el mal llamado flujo migratorio que atraviesa la frontera más militarizada del planeta, son las autoridades estadounidenses quienes se ocupan de expulsar y deportar a los sin papeles. Las redadas, tan difundidas por los medios de comunicación del vecino país, han dado sus frutos: desde enero de 2006 hasta mediados de 2008, un millón y medio de mexicanos han sido expulsados de EE UU. Estas cifras, difundidas por el Instituto Nacional de Migración mexicano y que no contemplan expulsiones de ciudadanos de otros países, pintan el cuadro de un fenómeno que ha ido también aumentando: en 2006, fueron 500.000 mexicanos; en 2007, poco más, y hasta agosto 2008 eran 486.000 los deportados. Una cifra impresionante, que nos habla de 40.000 mexicanos expulsados al mes. Una cifra que es rebasada solamente por los 790.000 expulsados de 2001, tras el atentado del 11-S.


ENTREVISTA : SARA L. BOLLINGER, DE LA ORGANIZACIÓN ESTADOUNIDENSE FRONTERAS COMPASIVAS (HUMAN BORDERS)

“La militarización de la frontera causa más problemas y no frena la migración”

Giulio Tinessa / Madrid

Activista de una organización que, pese a estar castigado por la ley norteamericana, deja depósitos de agua en el desierto para evitar que los migrantes mueran en su travesía, es también una estudiosa de la emigración mexicana.

DIAGONAL.: Muchos de los emigrantes de última generación son campesinos expulsados de sus propias tierras tras el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) de 1994. ¿Cómo influye la política económica de EE UU en los flujos migratorios?

SARA. L. BOLLINGER.: La política económica de los EE UU tiene más influencia en la migración de la que queremos aceptar. Sin embargo, y como hay muchas razones para migrar, y muchas razones para elegir el destino, la cuestión económica forma parte de la decisión, pero no lo es todo. No hay duda de que la política económica estadounidense ha tenido un gran efecto en México. Los TLC tuvieron como efecto el aumento de los costos de producción para muchos agricultores, tanto que ya no se pudieron sostener –ni sus familias– con su trabajo.

D.: El mismo TLC ha impulsado el fenómeno de las maquiladoras...

S.L.B.: El asunto de las maquiladoras es un fenómeno complicado. Por ejemplo, la teoría de la cultura de migración (desarrollada por Jeffrey Cohen) dice que la migración se ve como una opción, no como una respuesta ya determinada. Es decir, para mucha gente la migración no es una opción viable, para otros sí, pero pueden optar por migrar tal vez a una ciudad dentro de México. En este contexto, entonces, las maquiladoras tienen un papel importante en la migración. Hay gente, por ejemplo, que no tiene dinero para llegar hasta los EE UU, pero sabe que sí hay trabajo remunerado en la frontera. Puede ser una manera de ahorrar dinero suficiente para llegar. Otras personas planean migrar y quedarse en la frontera porque, a pesar de las violaciones flagrantes de derechos humanos en las maquilas, se puede ganar más que en sus zonas de origen.

D.: ¿Cómo afectaría la construcción del muro fronterizo a la migración y a la economía mexicana?

S.L.B.: Bueno, según mi experiencia, el muro es una pérdida de dinero y tiempo. Causa más problemas de los que soluciona. Y es una violación de los DD HH. Muchos de los trabajadores mexicanos que cruzaban la frontera eran temporeros. La construcción de este muro les impedirá la vuelta a sus hogares y hará que permanezcan más tiempo. Este hecho no es reciente, desde el comienzo del border build-up (reforzamiento fronterizo) en los años ‘90, ha aumentado el período de estancia en EE UU. El efecto que la duración de estancia de migrantes tendrá en la economía mexicana será variado. Algunos estudios recientes muestran que la estancia extendida da como resultado mejor cantidad de remesas, que tiene varias consecuencias (aumenta la dependencia de las comunidades que reciben remesas, por ejemplo, sin afectar las causas de la migración). Las remesas son algo controvertido en México, porque a veces sirven para mejoras a corto plazo y destrucción a largo plazo, pero a veces son el vínculo para una vida sostenible.

D.: La política de militarización estadounidense ha dificultado las migraciones. ¿Hay alguna relación entre esta dinámica y el aumento de la actividad de narcotráfico?

S.L.B.: Existen líneas muy claras de separación entre los que trafican con drogas y los migrantes. A estos últimos las drogas le causan más problemas. El objetivo de un migrante en la frontera es ser clandestino y en caso de ser aprehendido, regresar a México rápidamente para volver a intentar cruzar. El narcotráfico tiene que ver más con la corrupción política mexicana, la demanda persistente de drogas en los EE UU, que con la migración.

D.: A pesar del incremento de vigilancia en la frontera, los flujos migratorios siguen aumentado y las muertes también. ¿Qué otros efectos ha tenido la militarización?

S.L.B.: Aparte del aumento increíble de desaparecidos y muertos, las personas detenidas no tienen la protección necesaria para evitar las violaciones de sus DD HH. Luego está el problema de los niños migrantes no acompañados en cárceles y centros de detención sin protección adicional. En EE UU se han incrementado las redadas masivas, la separación de familias por ser unos ciudadanos y otros no, y la lista continúa... El muro y la militarización de la frontera han causado demasiados problemas, sin cumplir con su meta de parar o disminuir los flujos.

D.: ¿Cómo plantean la lucha contra las políticas de EE UU los colectivos mexicanos residentes en el país?

S.L.B.: En 2006, vimos marchas y protestas, la organización nacional de los pueblos latinos. Hicieron públicas su voz y sus demandas: más que nada ser respetados como seres humanos. Al no producirse, entonces, una reforma migratoria, a nivel nacional esa energía se perdió. Ahora, a niveles más locales primero, se organizan para entender sus derechos y ser informados. Luego, colaboran para desarrollar periódicos y radios comunitarias en español.

“LA CRISIS NO ACABARÁ CON LAS MIGRACIONES NI LAS REMESAS”

DIAGONAL: ¿Cómo afectará la crisis a los migrantes en EE UU?

SARA L. BOLLINGER: Todavía es muy pronto para saberlo. Yo mencionaba lo de las remesas y la estancia, pero la migración ahora no está sólo basada en la economía y el trabajo. Ahora también tiene su aspecto cultural y social. Ya no es tan fácil que la crisis les expulse. Su vida ya está en Estados Unidos y, como los demás, la recesión es algo a lo que hay que sobrevivir, y buscarán las maneras de salir adelante.

D.: ¿Cómo han evolucionado los flujos migratorios durante los últimos años?

S.L.B.: Toda la investigación en este área ha concluido que los flujos migratorios no han dejado de crecer. Tras el 11 de septiembre hubo alguna reducción, pero poco después volvimos a ver los mismos números que antes. Ahora, con las dificultades económicas en EE UU, aunque su impacto en los flujos migratorios apenas se analiza, la migración continúa y las remesas también se siguen mandando. Sin embargo, otros aspectos de la migración sí han cambiado en los últimos años. La cantidad de muertes en la región fronteriza ha aumentado desde 1999, cuando por primera vez vimos una cifra de aproximadamente 90 muertes en la zona de Arizona-Sonora. Ahora, son más de 250 muertes en esta zona. Estos son datos basados en los cuerpos encontrados, que tal vez son un 60% del total de los fallecidos. Es decir, no encontramos los restos de cerca del 30% de los que mueren en la frontera.

  • No hay fronteras ni muros.

    10 de abril de 2009 12:16, por Neo

    Creo que el hombre, como la vida, por su naturaleza, tiende a derribar o lo rodea, todo muro que frene su libertad.
    Confío poder llegar a ver cómo Norteamérica se va completando con la Centro y Sudamérica y como el español se va haciendo cada vez el lenguaje del planeta. Ojalá pueda verlo.
    Es también violencia hacia el ser humano, el ponerle barreras, muros, mantenerle en la pobreza por ser de otra raza...