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Los presos no somos neandertales

Jueves.25 de enero de 2018 161 visitas Sin comentarios
Derecho Penitenciario. #TITRE

PÚBLICO.ES – (ANTONIO PÉREZ, MIEMBRO DE LA COMUNA).- Las cárceles son edificios sólidos construidos para durar por los siglos de los siglos. Por ello, cuando son desafectados suelen ser redimidos en museos, hoteles o centros culturales… salvo que, para educar en la Amnesia Histórica, sean laminados hasta los cimientos, como sucedió en Carabanchel y en Jaén. Ésta última, una mazmorra para presos políticos masculinos convertida recientemente en Museo Íbero.

Como diría un refugiado, “mi no entender esta olvidadiza política en España, un país que presume de tener la historia más antigua de Europa”. Estimado refugee-no-demasiado-bienvenido: los ex presos políticos que estuvimos en Jaén tampoco lo entendemos, máxime cuando sabemos que España, gran productora de prisiones, conserva muchas de ellas.

Por ejemplo: el Ministerio de Asuntos Exteriores tiene su sede de prestigio en la antigua Cárcel de Corte, un edificio herreriano del siglo XVII que ha sido declarado BIC y que sólo ha sufrido levísimas transformaciones -los patios de la Audiencia y de los Calabozos, ahora se llaman de Colon y de Elcano-. En esta Cárcel de Corte estuvieron presos Lope de Vega, Espronceda, el glorioso general Rafael de Riego (quien desde allí fue llevado a la plaza de la Cebada para su asesinato legal público) y el ingenioso estafador Luis Candelas, un héroe (y mártir) castizo.

Pero, volviendo a la provincia de Jaén, tenemos el caso de la antigua Cárcel y Cabildo de Martos, un palacio manierista del siglo XVI –también BIC- que ahora funge como ayuntamiento de esa localidad. Con estos antecedentes, ¿por qué derribaron la cárcel de Jaén?, ¿porque no era herreriana, porque no era manierista o porque sus presos no fuimos Lopes ni Esproncedas? Tenemos para nuestros adentros que la arrasaron simplemente porque allí penamos los herederos de Riego y Candelas.

Hoy, sobre el solar que ocupó la cárcel, se ha construido un Museo Íbero donde, según su directora, se exhiben entre muchas otras, “la cota de malla más antigua hallada en España, una Grifomaquia y La dama de Torres”. Sin duda, un conjunto de obras valiosísimas del que, para completar el panorama del arte íbero, sólo se echan en falta esculturas como la Leona de Bujalance y no digamos la archifamosa Dama de Elche –eternamente reclamada por el pueblo ilicitano-.

Durante la ceremonia de inauguración del nuevo centro cultural, la Presidenta de Andalucía declaró frente al Rey que “en un momento en el que en este país todos buscan las raíces y la historia de nuestros pueblos”, este Museo contribuirá a “conocer las raíces de la civilización que le da nombre a España y lo hará desde un espacio construido sobre la antigua prisión provincial y que recupera la memoria histórica de una etapa “difícil y negra” como la de la dictadura en España… Desde la recuperación de la memoria de un edificio como éste, que ha pasado de ser una prisión a ser un enclave donde conocer las raíces de la civilización que le da nombre a la Península Ibérica; haciendo un repaso a nuestra historia podemos poner las luces largas hacia el futuro… donde conocer la historia nos permite evitar leyendas y mitos”. Léase, una artera amalgama entre la arqueología y la historia contemporánea que, protocolariamente, recibió aplausos cortesanos.

Olvidemos si la cultura íbera dio nombre a España o solamente a la Península Ibérica. Pero subrayemos que la Presidenta ha pretendido disimular la erradicación física de un rotundo testimonio sobre la dictadura franquista sustituyéndolo por un regreso a los orígenes pre-romanos. De paso, ha hecho un flaco servicio a la raíz de nuestra contemporaneidad y ha creado una gran confusión en la cronología arqueológica.

Porque, vamos a ver, la arqueología se estudia a través de estratos y, con la superposición de los íberos sobre los estratos de los presos políticos del siglo XX, ahora resulta que la Fase Dictadura está debajo de Fases fechadas en siglos anteriores a la Era Cristiana.

Para que las próximas generaciones de arqueólogos e historiadores no se vuelvan majaretas con semejante dislate estratigráfico, vamos darles algunas pistas: si excavan debajo del Museo, encontrarán las huellas de los 2.000 republicanos jienenses que fueron asesinados por los franquistas entre 1939 y 1950. Y, en un estrato un poco más reciente, encontrarán unos vestigios que los ex presos de Jaén podremos identificar claramente porque son nuestros vestigios. Por ejemplo, debajo de la vitrina del Pajarillo de Huelma verán el lavadero en el que nuestro compañero NN estranguló al lobo nazi que iba a devorar a un colega. Asimismo, cimientos debajo de la Caja de dote del ajuar de Fuente de Piedra, en lo que fue el patio del maestro, se halla el libro manuscrito que nuestro compadre XX no pudo contrabandear a su novia por no haber vis a vis.

Por favor, no crean los arqueólogos venideros que la profundidad de nuestrosestratos indica que los presos políticos del franquismo de la Fase Dictadura éramos homínidos muy pre-íberos. No, no éramos neandertales y, desde luego, no lo somos. La directora del Museo, Concha Choclán, arqueóloga que seguro sabe distinguir a un resistente antifranquista de un neandertal, cree que “el nuevo museo debe preservar parte de la historia de la prisión. En el futuro, una de las salas estará dedicada a la memoria.” Ojalá ese “futuro” sea inmediato y ojalá se cumplan sus palabras.

Fuente: http://www.derechopenitenciario.com...