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Las monedas, la creación del dinero y la redistribución de la riqueza

Domingo.29 de junio de 2014 732 visitas Sin comentarios
Enric Durán, en Radi. #TITRE

Análisis comparativo del dinero fiat, las criptomonedas y las monedas sociales

Presentación del concepto de creación de moneda

El conocimiento del dinero es un elemento clave para la comprensión de las economías actuales y una base necesaria para poder analizar las desigualdades existentes, tanto en las escalas locales como evidentemente a escala global.

En este sentido, un aspecto especialmente fundamental es el que se refiere a cómo se crea la moneda. Crear moneda implica repartirla, una moneda no puede entenderse como creada si no puede entrar en circulación y para que circule debe llegar a manos de alguna persona o grupo con posibilidad de gastársela.

Según cómo se represente el valor de la moneda, ésta puede tener algún costo o puede no tenerlo —como más adelante plantearé en los diferentes casos—, pero lo que es importante como punto de partida es que dado que las llamadas democracias son supuestamente sociedades de derechos y dado que la forma de acceder a la moneda afecta a los derechos sociales y económicos, cómo se crea esa moneda y a quién favorece es un asunto que nos afecta a todos los seres humanos por más que nos hayan querido hacer creer que es un tema técnico que debe quedar sólo en manos de especialistas.

Presentación de los tres tipos de moneda y breve recorrido

El dinero fiat es emitido por los bancos centrales y los bancos privados bajo la cobertura legal de los estados a los que pertenecen. Desde 1973, en que se dejó atrás el patrón oro, el valor de la moneda no está apoyado en nada material, sino sólo en el precio que se paga por ella en el mercado monetario y, evidentemente, en la confianza de todo lo que permite comprar.

En cambio, las monedas sociales son medios de intercambio multirecíproco, es decir, una evolución lógica del trueque con base comunitaria. Han sido impulsadas por organizaciones y colectivos sociales que se han ido poniendo en marcha en diferentes formas desde hace más de 30 años, aunque también podemos encontrar ejemplos anteriores.

En este artículo nos centraremos en aquellas monedas sociales en las que el poder creador de la moneda recae directamente en los propios participantes a través de los intercambios económicos, como pueden ser los lets y los bancos de tiempo. Su valor suele estar vinculado a la moneda fiada del país donde están y no se compra ni se vende en mercados monetarios. Por ejemplo: 1 eco, usado en Cataluña, es igual a 1 euro.

Las criptomonedas son monedas digitales descentralizadas. Se ponen en marcha cuando el grupo promotor cuelga en la red y hace público un programa informático que contiene toda la información necesaria para que a partir de su uso desde los diversos ordenadores convertidos en nodos, se vaya repartiendo y al mismo tiempo se verifiquen las diversas transacciones económicas. La vía de esta verificación es la cadena de bloques (blockchain, a la que se puede acceder desde cualesquiera de estos ordenadores y a la vez hacerla accesible a todos a través de la red).

La primera criptomoneda fue el bitcoin, colgado en la red a comienzos del 2009 por una persona o grupo anónimo bajo el seudónimo de Satoshi. Después de esto el tal Satoshi desapareció, demostrando que no hay un nodo central para sacar adelante una criptomoneda. El valor de estas criptomonedas depende de lo que se pague en mercados monetarios donde conviven con monedas fiadas (como el euro o el dólar).

Como se crea el dinero en cada uno de los casos

Dinero fiat

Un extracto del resumen inicial que aporta el propio Banco de Inglaterra en un documento reciente explica:

«En la economía moderna, la mayor parte del dinero toma la forma de depósitos bancarios. Pero, cómo se crean estos depósitos bancarios es a menudo incomprendido: la principal forma es a través de los préstamos otorgados por los bancos comerciales. Cada vez que un banco hace un préstamo, lo que hace exactamente es crear un depósito correspondiente en la cuenta bancaria del prestatario, y por lo tanto crea nuevo dinero.»

La realidad de cómo se crea el dinero hoy en día difiere de la descripción que se encuentra en algunos textos de Economía. Así pues, toda creación de dinero legal a la que accede la población surge de un banco privado y pasa por su decisión. La mayor parte de esta creación de dinero, quizás en un 97%, se realiza a través de operaciones de crédito, mientras que el resto, se produce a través de pagos que hacen los propios bancos, los intereses de depósitos, de compra de patrimonio, pago de servicios o incluso a sus propios trabajadores.

Como veis, los bancos disponen de un inmenso privilegio porque concentran para sus propios intereses la capacidad de crear dinero. Hay que observar, además, que este mecanismo de creación de dinero nunca ha formado parte de ninguna decisión democrática, ni de ningún programa político. En vez de prestar los ahorros de los consumidores es a partir de los créditos que se crean los depósitos, siendo estos depósitos nueva creación de dinero.

En tiempos normales, el banco central no fija la cantidad de dinero en circulación, ni es el dinero del banco central el que se multiplica en más préstamos y depósitos. Todo el sistema bancario y todo el poder económico, en las últimas décadas, ha hecho lo posible para ocultar a la población esta información y ha hecho que enseñaran en las universidades unos mecanismos, como el multiplicador bancario, que sólo eran una cortina de humo para mantener sin cuestionar su privilegio de la creación privada de dinero.

Igualmente, hay que tener en cuenta —aunque sean demasiadas para que quepan en nuestra imaginación—, todas las consecuencias personales, sociales, ecológicas y políticas que este sistema bancario ha tenido todos estos años y sigue teniendo en la actualidad.

Criptomonedas

En este caso la creación de moneda funciona según dos tendencias principales. En el bitcoin y en la mayoría de criptomonedas funciona por prueba de trabajo, y va asociada a lo que se llama «la minería». Se trata de máquinas cada vez más potentes que puedan desentrañar más rápidamente las fórmulas matemáticas que permitan crear nuevos «blocks». Para hacerlo posible, empresas y particulares invierten cada vez más en tecnologías que al cabo de unos meses se pueden haber quedado obsoletas. Los mineros ganan los bitcoins que crean y los ponen en el mercado, esto quiere decir que es una moneda que se crea de manera privada como la de los bancos centrales, pero, en cambio, de manera descentralizada, ya que nadie puede decidir quién puede acceder a la creación de moneda y quién no.

Explicando cómo se crean los bitcoins se puede ver, también, que está pensada a semejanza del oro, como una moneda escasa y valiosa, que no se corrompe y que gana valor a medida que pasen los años, siempre y cuando la demanda siga creciendo y tope con la escasez de la oferta.

El segundo mecanismo que está aumentando su aceptación últimamente es la «prueba de participación». En este caso, son las personas que ya tienen moneda las que pueden acceder a más moneda si tienen el nodo operativo de forma proporcional a las monedas que ya tengan.

Así, la característica de la moneda será/es que es buena para ahorrar: no genera una carrera tecnoindustrial, consume muchos menos recursos energéticos y son los ahorradores los que la crean.

Lógicamente, esta mecanismo no responde a la creación de las primeras unidades de moneda. Para la primera fase se suele combinar al principio con fuerza de trabajo, o bien con una pre-compra de una parte de las monedas, o bien con un reparto según unas reglas determinadas entre las personas que sean más rápidas pidiendo las monedas antes de empezar. En todos los casos, los nodos desempeñan un papel determinante en el mantenimiento de la cadena de bloques, ya que son los elementos de la red que asumen el papel de crear nuevos bloques y validar las transacciones que se llevan a cabo.

Tampoco se puede decir que el proceso de creación de criptomoneda sea justo o equitativo, ni siquiera en los pocos casos que se ha repartido sin coste al inicio. El 75 % de los nodos mineros está concentrado en 10 de los países más ricos. Y los nodos en los países más desfavorecidos son prácticamente inexistentes.

Asimismo, en las economías del norte también existe una brecha digital que hace que sólo una pequeña parte de la población pueda acceder a estas vías de creación de dinero. De esta manera, aunque sea de forma más diversa y muy espontánea, la riqueza criptominera sigue hasta ahora la tendencia de concentración de riqueza y de poder del sistema actual.

Monedas sociales

Un sistema de cambio local utiliza como forma de creación de dinero el crédito, sin intereses. Cuando dos cuentas realizan su primer movimiento una de las dos queda en saldo positivo y la otra en saldo negativo. Esta saldo «rojo» no es ninguna deuda, sino que es la condición necesaria para poder crear dinero de forma descentralizada como moneda social.

A modo de ejemplo, un partícipe de este sistema económico realiza una actividad de canguro, trabajo que es retribuido, generando saldo positivo en su cuenta; una vez que dispone de este saldo lo puede gastar comprando los servicios de carpintería de otro partícipe del sistema, al que pagará con este saldo positivo. Los saldos en las cuentas actúan como moneda. Todas las transacciones económicas quedan recogidas en una localización en Internet abierta a los partícipes del sistema, de manera que es transparente a ellos. Este sistema monetario también se puede llamar mutualista por ser beneficiarios de la red los mismos que participan en ella.

Una variante de estos sistemas sería la creación de dinero a través de créditos sin intereses a proyectos productivos.

En estos casos a los proyectos productivos se les daría una capacidad de generar saldo negativo en proporción a lo que necesiten para completar el ciclo económico, de forma que cada vez que sus clientes les paguen el trabajo hecho, el saldo quedaría a 0 y podría empezar de nuevo. Este funcionamiento permite una dinámica bastante descentralizada, sin dejar de tener una visión comunitaria enfocada al bien común.

En todos estos casos, los garantes de la moneda son la comunidad que hay detrás, que suele decidir de forma participativa las reglas básicas de funcionamiento de este sistema monetario.

Entre ellas hay también la posibilidad de que haya un grado de creación de moneda desde lo común que se puede generar para remunerar determinadas tareas o servicios que sean necesarios para la comunidad. Los saldos positivos de otras cuentas se crearían a partir de un saldo negativo aceptado colectivamente en la cuenta común.

Más reflexiones y algunas conclusiones

El sistema monetario, evidentemente, no es suficiente para que todos puedan acceder a los recursos básicos, ya que otros elementos fundamentales son que estos recursos sean accesibles, que se produzcan, que se distribuyan y que no se estropeen. Pero en el mundo de hoy sí que es una condición necesaria; es decir, sin un sistema monetario equilibrado que favorezca el acceso a las necesidades reales, los otros esfuerzos que se puedan hacer no podrán llegar a buen término.

Para construir sistemas monetarios que contribuyan a generar equidad en lugar de desigualdades queda mucho camino por recorrer. En primer lugar, el dinero oficial —que existirá mientras haya estados—, debería transformarse radicalmente para dejar de ser un privilegio bancario y convertirse en un bien común; creándose sin intereses con alguna semejanza a como se hace con las monedas sociales. Esto, a corto plazo, es casi imposible que suceda en el marco del orden existente: las élites que mantienen y controlan el privilegio de creación de dinero no lo permitirán. Así pues, en el marco de la revolución integral y, también, como muchos colectivos y comunidades de todo el mundo, optamos por construir otros sistemas monetarios que vayan cogiendo espacio para que algún día, pronto, puedan ser un elemento estratégico de nuevos modelos de sociedad que sí que asuman una justa gestión de la riqueza que produce esta sociedad.

A pesar de tot, no debemos dejar de seguir extendiendo la difusión y concienciación sobre este funcionamiento tan injusto del sistema monetario, ya que sólo así algún día los aires de cambio tendrán tanta fuerza que no se podrán parar. Un sistema monetario que sea realmente público —en el sentido del bien común—, debe ser equitativo en su reparto y facilitar que los intercambios de moneda fluyan para cubrir todo aquello que los que participan vean necesario. Así, si hay tareas para la comunidad que se ven como necesarias pero que no se hacen voluntariamente, la moneda debe facilitar que alguien las pueda realizar. Si se considera que todos deben de tener unos mínimos para vivir cubiertos, se pueden establecer mecanismos de renta mínima que lo hagan posible.

Si para cumplir las necesidades básicas hay que crear dinero, se crea, y si para evitar que esta creación de moneda acabe haciendo subir los precios, hay que fijarlos, se pueden fijar, como también se puede decidir recoger más dinero para hacer desaparecer los sectores que más tienen, y todo esto se puede decidir de forma participativa.

Estos planteamientos, claro, se oponen frontalmente a los del BCE Banco Central Europeo), que obliga a mantener reglas, como las siguientes: los propios estados deben pagar a los bancos centrales y bancos privados con intereses todo el crédito al que accedan y, además, cuando los bancos privados quiebran por sus excesos deben ser responsables y asumir con dinero proveniente de impuestos los agujeros dejados por estos bancos. Por más que sean sólo saldos contables y que los bancos centrales tengan muchos mecanismos para ajustar que no sea cargarlos sobre los servicios públicos, el BCE obliga con sus reglas a que el peso de las quiebras bancarias recaiga sobre las economías de los estados.

Habrá que profundizar, en otra ocasión, en los intereses que mueven al BCE a apretar como lo hace en los presupuestos estatales, aunque, ciertamente, para muchos lectores no es ningún secreto, ya que todo el mundo ha sufrido, también, de otros actores como el FMI. Es, sencillamente, la llamada agenda neoliberal, que permite privatizar lo más posible para maximizar el beneficio y, al fin y al cabo, su poder sobre las personas por parte de las corporaciones.

Por otra parte, mientras tanto, en los sistemas monetarios multidimensionales que vamos construyendo, me parece importante que reconozcamos el papel de las criptomonedas para contribuir a liberarnos del control de los principales poderes económicos mundiales. A pesar de sus limitaciones y de no ser, de entrada, muy favorables para redistribuir los recursos, al menos en cómo se han impulsado hasta ahora, pueden sernos muy útiles para los intercambios económicos a larga distancia y en general allí donde no podamos llegar con las monedas sociales.

Es decir, podemos generar una buena complementariedad entre criptomonedas y monedas sociales para la transición revolucionaria que vamos realizando. Mientras las criptomonedas nos ayudan a ser libres del control estatal y supraestatal, las monedas sociales generan prácticas de mejora en la producción de recursos y en su redistribución. Aunque tiene muchas otras funciones, el objetivo primario de un sistema monetario debe ser facilitar que los productos (sean bienes, servicios o tareas públicas) se puedan pagar de manera que las necesidades de los participantes puedan ser cubiertas y, al mismo tiempo, la actividad productiva recompensada.

Cuando hay gente que se muere de hambre y al mismo tiempo toneladas de alimentos que se tiran; cuando hay millones de casas vacías y al mismo tiempo miles de personas sin hogar; cuando hay gente que vive del rendimiento del dinero que hace el dinero y gente que trabaja sin descanso para pagar deudas…, es que el sistema monetario no cumple la función que se le supondría.

Pienso que todos los seres humanos comprometidos con la revolución integral o con cualquier propuesta de transformación social que pretenda reconstruir relaciones económicas justas en este planeta, debemos ser conscientes del papel clave que tiene el sistema monetario en nuestras vidas y asumir la responsabilidad de concienciar, reconstruir y devolverlo a la función que debería cumplir para facilitar las relaciones recíprocas entre nosotros.

Enric Duran

Fuente: https://radi.ms/es/las-monedas-la-c...