Javier Krahe: «Solo trabajo el mes de julio» - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

Javier Krahe: «Solo trabajo el mes de julio»

Viernes.31 de julio de 2015 215 visitas Sin comentarios
Extensa entrevista para recordarlo. #TITRE

Federico Francesch

trovadores.net

Javier Krahe, me habían dicho, no era partidario de conceder entrevistas. Y menos, pensaba yo mismo, si se le hacían unos minutos antes de su actuación. En este caso, era en la sala Luz de Gas, de Barcelona, dentro del festival BarnaSants, el 23 de enero del 2009. Nada más lejos de la realidad. La entrevista se alargó casi una hora, y no fue más porque el cantante tenía que salir a actuar. Y la actitud del artista fue de máxima cordialidad. En realidad, no fue una entrevista al uso, sino una charla en la que me iba explicando cosas, y cosas, de forma relajada, y así entre anécdotas y pensamientos más o menos trascendentes, fue pasando el tiempo, sin darnos cuenta, hasta que nos tuvieron que interrumpir.

¿Cómo estamos…?

Estamos bastante bien…


A mí me gustaría, más que preguntarte cosas muy concretas, que fueras tú mismo el que nos explicases un poco lo que tú quieras…

Bueno, pues dame una entrada y empezamos…


Una pregunta que seguro que no te han hecho nunca… ¿Cómo fue que decidiste dedicarte a la música? [risas] Estás en París y dices, ahora voy a ser músico…

No, pues… o sea, te voy a aclarar la duda. No, no… en París he estado muchas veces, pero yo no he vivido en París, contra lo que digan en internet. Lo más que he estado han sido doce días, que no considero que esto sea vivir en París. Y además en las fechas que pone, yo no pensaba cantar ni nada… Yo decido que voy a cantar… lo decido el año 74, exactamente, porque… Lo manifesté incluso creo que fue el día de mi cumpleaños, que fue en marzo de… bueno, de todos los años, pero de ese año 74… lo digo porque tenía treinta que es un número muy redondo. Tenía treinta. Entonces se lo dije a mi mujer, le dije: "Yo me voy a dedicar a cantar…" Y me miró muy extrañada y me dijo: "¿Pero si yo nunca te he oído cantar…?" Y digo: "No, pero ya me oirás, ya me oirás…" Y entonces me dijo: "¿Y qué…? ¿Cómo lo piensas hacer?" Y yo: "Lo primero, tengo que aprender a acompañarme con una guitarra" Y dice: "Nunca has tocado una guitarra…" "No, no tengo ni idea…" Entonces tuve mi primera guitarra y me puse a aprender con unas cancioncitas folklóricas… castellanas… pues… Tres hojitas madre tiene l’arbolé, y cosas de esas. Me aprendí media docena de cancioncitas, quizá diez… Y entonces yo veía que eso iba para largo, porque se me daba muy mal. Y me dijo: "¿Cuánto tiempo calculas que vas a tardar en aprender a tocar la guitarra…?" Y digo: "Pues diez años… [se ríe] Creo que diez años. Empezando a los treinta, diez años". Y mira tú por dónde, nunca he aprendido a tocar la guitarra… Y sin embargo a los treinta y cinco me puse a cantar… Y con guitarra, lo que pasa es que, ¡bueno!, era un estorbo más que otra cosa… Pero me permitía contar mis historias con… con una melodía, por lo menos… Y fue estando en Madrid.

Las primeras canciones las hacías con tu hermano…

Yo hice con mi hermano veinticinco canciones, él música y yo letra. De esas, ocho las tengo grabadas y diez y siete se han perdido. Luego, Alberto Pérez, que él participaba en el disco de La Mandrágora, pues con él hice ocho más, porque mi hermano se fue a vivir a Tenerife… y entonces con Alberto hice ocho… Él puso música y yo letra… Pero a partir de ese momento en que Alberto mismo me dijo que él... que él no se veía bien cantando esas canciones, que las encontraba muy personales y que notaba que no era su narración la que salía, que era la mía… Esto influyó mucho para que dijera yo: "Lo voy a tener que hacer yo…" De las de Alberto… yo creo… quizás las ocho estén grabadas… Yo ya me empecé a hacer música… y a estas alturas, aproximadamente de diez que hago pues nueve hago yo la música también… Las letras, de todas. Yo, las únicas dos que canto, que son dos adaptaciones de Brassens, las adaptaciones las hice yo… Pero son esas dos, lo demás lo he escrito yo todo…

¿Los principios fueron muy difíciles? ¿O no?

No. Claro, yo tenía pensado… Ya te digo, llevaba cinco años y tenía pensado esperar diez años a manejarme mejor con la guitarra… Entonces, un amigo, me dijo que había visto cantar a Chicho Sánchez Ferlosio y que había cantado una canción de las que hice con mi hermano Jorge, una canción que se llamaba El Obseso sexual… Y entonces llamé a Chicho y digo: "Oye, mira, que soy Javier Krahe…" Porque no nos conocíamos…. Él era muy amigo de mi hermano, pero mío no, no coincidió… porque fueron los años en que estuve fuera, pero en Montreal, no en París [risas] Y entonces le dije: "¿Y cantas esa? Yo creo que esa se ha quedado un poco antigua y tal…" Dijo: "No, no, gusta mucho al público…" Digo: "Bueno sí, porque…lo que trata, pero tengo otras que yo considero que son bastante mejores…" Y me dijo: "¿Por qué no vienes a casa y me las enseñas?" Entonces me fui a su casa, cogí su guitarra [risas] y le enseñé, me parece que cinco canciones… Y me dijo: "¿Y por qué no las cantas tú?" Y digo. "Hombre, es que yo no canto…" Y me dice: "Pues canta…" [risas]. Y digo: "Sí… no… Tenía pensado cantar algún día, pero me parece prematuro…" Dice: "No, no… Yo la semana que viene me voy a un sitio a cantar… Te vienes conmigo…." Y esto fue en marzo del 79… Entonces, estuvimos en un garito que ya no existe, que se llamaba La Aurora, en Madrid, y… estuvimos, creo que fueron, nueve días seguidos… y lo cerró la policía. Pero me estrené cantando nueve días seguidos, que siempre es mejor que uno suelto… Lo más que llegué a cantar fueron cuatro canciones…. Me ponía tan nervioso y tan mal…. Pero bueno, como el recital era de él… Bueno, así quedaba… Nos intercalábamos un poco… y todo eso… Y pasó de marzo al verano, que el verano recuerdo que fui a Cádiz, porque el organizaba en Cádiz cosas culturales era muy amigo mío, Fernando Quiñones. Y Fernando Quiñones, por su cuenta, había contratado al Sabina. Y entonces nos enteramos, pues, ¡ah, bueno!, nos hablamos y digo: "Pues vamos juntos". Y vino Chicho también. Entonces allí cantamos dos días y luego fuimos a Chiclana… No pudimos cantar… No nos dejó el público… Nos echó del escenario, literalmente… [risas] Y había otro sitio que teníamos que ir, que quizás fuéramos… Había cantado muy poquito, muy poquito… Y fue en… yo no me acuerdo de eso exactamente, si fue en noviembre o diciembre, cuando el Sabina me dice: "Oye, mira, voy a cantar en un sitio que se llama La Mandrágora, que he estado con ellos y me han dicho que vaya a cantar, porque no te vienes tú…—dice—, de público [risas], porque claro, la primera vez que voy a cantar, para que haya alguien…". Que estábamos unos treinta o así… Y él cantando, de pronto dijo: "Bueno, tengo aquí un amigo que tiene unas canciones… Lo invito a subir" Y entonces, en La Mandrágora, nos dijeron que fuéramos un día a la semana. Es lo que hicimos, empezar a ir un día por semana, y aquello iba muy bien… El Sabina, por su cuenta, sacaba algunas actuaciones, tenía contactos por fuera de Madrid, y en esas actuaciones que sacaba por fuera, me llevaba. Y entonces hubo una regularidad. Lo otro era un día por semana, siempre, fijo… Y de pronto me encontré que cantaba con frecuencia… Y que, lo que me sacaba… me sacaba más que en la oficina donde yo trabajaba… Y entonces luego ya dije en la oficina: "Mira, yo ya no voy a venir a trabajar porque…" "¡No hombre, no…! Tu sigue mientras puedas y tal…" Pero bueno, ya enseguida lo dejé… Y pude vivir de la canción… no digo del primer día de la aurora, pero vamos, el primer año ya podía vivir de la canción. Siempre he podido vivir de la canción, menos un año que fue el 92, que no me contrató nadie, pero bueno… [risas].

¿Y no se sabe por qué…?

Sí, sí. Porque había Olimpiadas y porque había Expo. Es curioso porque yo que actuaba normalmente en garitos, donde me iba muy bien, pues los garitos que yo había llenado el año antes, no me volvían a llamar ese año… Pero solo fue ese año… En el 93 trabajé muchísimo. En el 92 no, y solo lo puedo atribuir a los grandes fastos deportivos, culturales y comerciales…. [risas]

¿Y tu primer disco…?

Ah, eso fue enseguida… Pues no me acuerdo la fecha creo que fue en el 80 o en el 81… o sea que también fue enseguida… Eso también fue gracias al Sabina… Él iba… le iban a contratar para grabar y me dijo que fuera…. [risas] Me presentó, canté tres canciones y los de CBS dijeron que me contrataban…. [risas]

Una trayectoria, que al principio fue…

¡Ah, sí, sí, como la seda! Además yo decía: "Voy a grabar un disco" Y me decían… otros: "Pero si nadie quiere grabar a nadie"… y no sé qué… Y digo. "Pues… yo estoy seguro que sí…" Y me dijeron:"¿Quieres grabar…?" Además la CBS, que era… lo más, casi, ¿no? [risas]… Pues, sí, no tuve problemas ninguno y… He tenido problemas luego, pero para empezar a cantar y eso… no, no he tenido problemas.

Además sigues queriendo cantar en garitos…

Sigo cantando en garitos. Desde luego no he hecho nada… [risas] Más bien he hecho lo contrario… Sí, sí, no me convence a mí la canción de grandes públicos… no es para mí…. no me gusta… De hecho, cuando canto en teatros donde caben mil, mil cien personas, que lo hago algunas veces… Bueno, lo hago con toda tranquilidad, porque ya a estas alturas…. Pero… noto yo que es más divertido en un sitio de ciento cincuenta personas…

Que los tienes ahí…

Sí. Y luego sales, y te vas a la barra y estás ya con gente. Estas en un teatro, y como no vayan al camerino… Y ya hay una cosa… y si van al camerino es para que les firmes algo… no es para charlar en la barra.

El reconocimiento te llega con el disco de La Mandrágora, incluso un tiempo después de ser grabado. Un disco que mucha gente no ha oído entero…

Supongo, no sé… Yo personalmente no lo he oído entero… [risas] Yo he oído una cara, nada más…

¿Y cómo surgió?

Eso fue la CBS que dijo: "Os grabamos aquí, en este sitio…" Y entonces nos grabaron allí, en La Mandrágora. Ya por entonces hacíamos dos días por semana. Estábamos muchísimo…

Sigues haciendo muchos discos, pero hablas de algún problema…

Pues mis relaciones públicas que se conoce que eran un poco extrañas para algunas discográficas… [risas]. Porque claro… cuando hicimos el disco de La Mandrágora, bueno, sale y tarda como un año en, en… No, no fue mal al principio, pero fue bien, pero corriente… yo creo que cada vez se hacía más conocido ese disco, y tal y cual… Y entonces me llamaron en diciembre del otro año… no me acuerdo en qué fecha salió… para hacer la Nochevieja en La Uno (Televisión Española), y yo les dije que no. Se indignaron y me echaron de la CBS.

¿Y cómo volviste a poder grabar?

Pasó un tiempo, un año, y me llamaron de CBS. Había entrado no sé quién y me dijo: "Nada, pues eso no importa…Venga, grabas otro disco, tienes material…" "Sí, sí…" Y grabo el segundo individual, Aparejo de fortuna, se llama, y… ocurrió otra cosa. Allí estaba una versión, de Un burdo rumor. Me acuerdo de llamar la CBS, pero ahora otra persona porque ya no estaba aquél, y me dicen que en el programa aquél… ¡Ah, sí! Un, dos, tres… que les dieron por incluir actuaciones musicales… Recuerdo muy bien que me dijeron. "Oye, mira, que hemos hablado y que quieren que vayas… y hemos pensado que cantes Un burdo rumor…" Y digo. "¡Ah no!, yo no quiero ir a cantar al Un, Dos, Tres." Dice: "¿Cómo que no? Si ha cantado La Trinca…" "¿Ah, sí?" " Lo de Las hermanas Sisters" Digo: "Parece que solo quieren hablar de lo mismo. Ellos tienen: "los hombres colgando un cilindrín, un cilindrín…" y yo… Desde luego que no" Me volvieron a echar de CBS… [risas] Me volvió a echar otra persona, y al cabo de un par de años, o así, vino de América el Manolo Díaz, de director general, y ya no estaban los anteriores. Y entonces dijo: "Mira yo he visto que tú has hecho aquí el disco este, luego La Mandrágora, luego otro disco… Y… y no sé qué habrá pasado, pero yo quiero que hagas otro. Entonces hice uno que se llamaba Corral de cuernos, y… se quedaron tan perplejos allí con ese disco y, encima, me censuraron una canción. Una canción que se llamaba El hombre, el oso y el madroño… Bueno, la canción iba de cierta manera, y de pronto, al final, yo decía, con la música de La Verbena de la Paloma, decía: [cantando] "Tu pásame la china, na, china ,na, china, na, tú pásame la china, na, que vamos a fumar, aquí en la capital…" Y todo esto lo hice porque la Comunidad encargó un himno que lo hizo Agustín García Calvo y Pablo Solozábal, hijo. Y a mí ese himno me parecía una mamarrachada y dije. "A ver, voy a hacer un himno de Madrid. Y decía: "El hombre, el oso y el madroño, cuanto más sea lo que sea, más hermoso, que caramba…" Y entonces, quitaron el "Tú pásame la china", pero suprimido. ¡Yo lo grabé…! Y me encontré que el disco salía y le faltaba un trozo… Y entonces fui yo el que se largó… les dije: "¡Adiós, muy buenas!" No tuve mayor problema. Uno de CBS se marchó a Hispavox y me llamaron de Hispavox: "¿Quieres grabar?" Digo: "Sí, quiero grabar…" [risas]… Y entonces grabé un disco que se llama Haz lo que quieras. Entonces, lo saco y tal y cual… Recuerdo que se vendieron diez mil ejemplares porque solo estuvo un año, porque ocurrió que me dijeron: "Oye, graba otro" Y digo: "Bueno, pero ahora yo grabaría uno en directo, un concierto…" Y me dijeron: "¡Estupendo, estupendo! Eso queremos" Y dice: "¿Y con qué invitados?" Y digo: "Sin invitados" Dijeron: "No hombre, no. Con invitados" Y digo. "No. Sin invitados" Y dijeron. "No. Tiene que ser con invitados" Y dije: "Pues no va a ser con invitados porque no me da la gana y ya está" Dice: "Pues entonces se ha acabado" Y dije: "Pues adiós, muy buenas" Y me marché… [risas]. O sea que los tropiezos los he tenido continuamente porque hay cosas que a mí no me da la gana de hacer. ¿El por qué?, pues cosas mías… O sea que yo creo que basta con decir: "No quiero hacerlo", como para que me vengan a insistir…

Pero esto las discográficas no lo tienen muy claro…

Sí, pero tú ten en cuenta que yo andaba muy seguro de mí mismo, como ser humano, no como cantante, que tenía mis dudas y todo eso. Pero como ser humano, sí. Yo ya tenía… O sea, empecé con 35, grabo con 36 o 37, no me acuerdo, ya tenía tres discos… yo me había plantado en…. Yo era mayor que esos ejecutivos de las discográficas… y allí los músicos eran todos de veinte y algo… Y yo digo: "¿A mí qué me contáis…? Yo hago canción porque me divierto. Si lo que pretendéis que haga yo son cosas que me van a amargar la vida, pues no las hago. Si yo solo lo hago para divertirme…" "Bueno pues nosotros tenemos otro criterio…" "Pues adiós, muy buenas… Si no me queréis grabar, pues no me grabáis y ya está. Yo voy a seguir cantando igual…". Y bueno, eso fue en el cuarto disco, y he hecho ocho más… O sea que tampoco… [risas]

Y has llegado a crear tu propia discográfica…

Sí, claro. Ahora no me ponen problema ninguno… [risas]. Sí, sí, decido yo… Ha habido cosas, muchas cosas que han sucedido…, pero discográficamente, profesionalmente, he tenido… menos el año 92, una gran estabilidad.

Eso es un lujo absoluto, el poder mantenerte así…

Bueno, a mí no me parece un lujo, me parece normalísimo… [risas].

Pero el poder decidir por ti mismo es un lujo…

Curiosamente, fíjate, no solo he decidido siempre yo… Sino que, ni siquiera mi primer disco, con CBS, ni el segundo, ni el tercero ni el… ¡No! Quito el de La Mandrágora, que fue idea de ellos. El primero, el segundo, el tercero: Valle de lágrimas, Aparejo de fortuna, Corral de cuernos… ellos no conocían el contenido del disco hasta que lo entregué. No conocían ni que canciones iban, ni nada… A mí me decían. "Te damos 140 horas de estudio." Yo, como no tenía costumbre, sobre todo en el primero… digo. "¡Ah!, vale, vale…." Y yo grababa, y me sobraba tiempo, porque yo grabo muy rápido… y les enseñaba el disco hecho. Luego lo oían y, como me ocurrió en el Corral de cuernos, que se quedaron muy perplejos con ese disco... No entendían nada. Y por otro lado en los garitos me llamaban… me llamaban porque siempre les he dado muy buen resultado… [risas]. Entonces pues yo sabía que vivir iba a poder seguir viviendo y los discos pues, ¡Dios diría!...

Porque tú eres más cantante de directos que de discos… ¿o no?

Hombre, yo gusto bastante más en directo… Sí. Pero los discos tienen bastante importancia, de todas formas…. Van marcando peldaños… Cuajas las canciones porque ya han salido en el disco…. Incluso te las quitas de encima y ya empiezas a pensar en otras… Yo lo veo bastante necesario, el disco. Psicológicamente. Y luego, porque mucha gente que he conocido en todos estos años, muchísima gente, me ha dicho: "Mira, yo soy de Peñafiel, donde no has ido a cantar nunca. Yo solo te conozco de discos. Me los compro todos, los tuyos…" Que les puede gustar…. Luego si me ven les gusta más, pero…

Lo que pasa es que en directo es como dos actuaciones: Tus canciones y las intervenciones habladas antes de las mismas que son tan o mejores que aquellas…

Sí, claro, el directo permite eso… El disco… Claro, cuando es un disco en directo puedes grabar eso… y de hecho, en los que he hecho en directo dejo bastantes cosas, no todo porque… hay cosas que, a lo mejor, quedan bien en un momento, pero luego, lo tienes, grabado en un disco, una y otra vez y no… La canción está muy pensada para que se pueda oír muchas veces, pero… a lo mejor una intervención es muy ocasional… Pero, en fin, siempre he dejado algo para que se note que es directo…

Porque son intervenciones preparadas o…

No, no. Me salen en el escenario. Lo que pasa es que si yo noto que me está gustando… Al día siguiente o la próxima vez que canto, vuelvo a hacer la misma y la empiezo a modificar, a enriquecerla. Pero… yo no me dedico a pensar como las voy a presentar…. Si me dedico en escena… y como actúo con frecuencia, puedo ir pensando…

¿Y cómo surgen las canciones, las letras…?

Hay varias maneras de empezar una canción, pero lo que más abunda es: una frase. Una frase que es un verso. Y entonces digo. "Bueno, si yo quiero decir esto, tendré que decir algo… por ejemplo: algo antes para llegar a decir eso o esto es el principio de algo que desarrollo. Y empiezo a escribir para adelante y para atrás. Porque nunca sé lo que voy a contar… Yo digo, por ejemplo: "A veces pienso en ti, incluso vestida…" y digo "¡Ah!, me gusta. Tengo que decir eso: a veces pienso en ti incluso vestida" ¿Y qué es lo que voy a contar?... evidentemente voy a hablar de una mujer… pero contar... ¡puf!… está todo abierto. Y entonces, pues, nada, se sienta uno y empiezan a venir cosas y dices: "Pues ahora voy a decir esto; y ahora esto otro…" O para decirlo, en realidad, tengo que tener unos versos antes que lleven a eso y, ¡bueno!, hacia arriba, hacia abajo… Y salen.

¿Y normalmente la música es siempre posterior?

No. Normalmente estoy parado, y con ese solo verso empiezo ya una música, y a lo mejor se me ocurre como continuar musicalmente, y entonces… ya… relleno… Antes hacía primero letra, pero hace muchos años que no… Hago las dos cosas a la vez…

Y cuando acabas un disco, cuando tienes las canciones colocadas, como dices, ¿ya empiezas a preparar y a cantar canciones para un próximo disco?

Sí. Excepto que suelo tener cuatro cinco guardadas que me han sobrado. Siempre… [risas]. Solo tengo que hacer otras cinco o seis. Si dejo pasar dos años, es fácil que se me ocurran ocho. Entonces me vuelven a sobrar tres, y… ¡En fin! Esto. Más o menos, lo hago así…

Los discos tuyos no tienen un leitmotiv general…

No, no… No tienen…

¿Nunca te lo has planteado…?

Sí, me lo he planteado, pero no lo he hecho. Lo intenté un verano… No lo he hecho, pero de ese proyecto quedó una canción… Quería hacer un disco monotemático que tuviera una docena de canciones sobre La Odisea. No lo hice, pero hice una canción sobre La Odisea… [risas]

Porque no veías el camino…

No. No veía ni una… no sabía hacer ni una canción… Estuve un verano con eso… Me llevé el libro… Me lo leí… Dije: "Bueno, episodios…" Parece lógico… Tal episodio, tal episodio… No se me ocurrió nada, de nada, de nada… recuerdo exactamente, lo único que se me ocurrió: que tenía que rimar Polifemo con el capitán Nemo… que tiene su por qué, porque Nemo es nadie y Ulises dice a Polifemo: "Mi nombre es Nadie…" Entonces, tenía su por qué… Pero yo no veía la manera de hacer la canción… Entonces, abandoné el proyecto… recuerdo que ese verano hice una o dos canciones más… Y al verano siguiente, recuerdo que termine una canción que se llamaba Piero della Francesca, que llevaba cuatro años con ella, muy trabajosa, y en verso libre… por eso era tan trabajosa, entre otras cosas… Y entonces, cuando la di por terminada dije. "¡Ah! Ahora una en octosílabos y rimadita…." Porque me resulta mucho más fácil escribir rimando que… Y me la escribí sin libro y sin nada, del verano anterior…. Y además la hice en una semana que para mí eso es muy rápido…

Porque el proceso de hacer las canciones es lento…

Sí. Muy lento. Mínimo un mes, y máximo, hasta el momento, pues cuatro años o así… pero yo no trabajo a diario… ni siquiera un día a la semana… Trabajo, a lo mejor, en eso, a lo mejor, solo trabajo el mes de julio… en todo el año… nada más el mes de julio… Es mi mejor mes para eso, porque me lo monté así, adrede. El mes de julio estoy solo… y claro, llega un momento que me aburro tanto que digo: "Me tendré que entretener…" [risas]. Porque solo, sin televisión, sin radio, sin música, sin teléfono…. Ahora no, porque mi hija me regaló ya hace años un móvil… Pero yo sin nada… Y me divertía por la mañana, hasta la hora de comer…. Y me echaba una siesta… Pero después de la siesta es que no había nada que hacer… Y entonces me podía quedar, por ejemplo de ocho… o de siete y media, hasta las doce de la noche… Porque a las doce de la noche siempre me iba, ya salía… Pues esas horas, que eso sí, lo hacía a diario… cunden muchísimo… cunden muchísimo… Y es el truco que tengo guardado… porque ahora no estoy haciendo eso, porque me quedé sin casa… Y entonces no sé dónde escribir, ni qué, ni cómo, y entonces he escrito poquísimo… Porque me quedé sin mi casa… tenía una casa en la playa… Pero bueno… Ya no la tengo… Y eso eran muy buenas condiciones para mí… Hombre, sin casa... sí, he escrito… porque incluso a veces en mi casa de Madrid, pues me pongo… pero eso es muy raro… Mientras que lo otro… es que yo me ponía a eso todos los días y entonces… acababa por salir, porque ideas tengo por ahí, muchas, sueltas… Era mi rutina de julio. Era estupenda.

¿Y ahora hay algún proyecto de disco a la vista….?

No. Pero ya tengo seis canciones para… No me doy plazo… que pase otro año… me trae sin cuidado…

18 chulos, vuestra discográfica, por lo que veo, también es una cosa muy relajada, muy a vuestro aire…

Sí, pero muy en precario, porque no vendemos… entonces… Está siempre al borde de la ruina, el asunto… Y de hecho, hemos tenido que recurrir a publicar discos de gente que nos lo traen, porque prefieren publicar con un sello, que les parece conocido… aunque no es… tan conocido… pero bueno… que hacerlo por su cuenta. Pero en este caso no lo producimos… nos lo traen hecho… Que no era la idea ésa de 18 chulos… Era producir… Y producir gente que nos gustara y que no tuviera casa de discos… Pues no podemos, porque con producir dos discos al año… ¡Es que no se venden….!

Igual es que el músico ha de cambiar un poco el chip del disco por el del directo…

Sí. Pero también me parece que si alguien se ha grabado un disco y lo tiene hecho y no es una infamia de disco, lo que pasa es que… pues eso…. Se conoce que no interesa, tampoco podemos hacer campañas promocionales más arriba de… seis mil euros… Y pones un faldón en el periódico ya son 250.000 pesetas… Y dices. "¿Qué hago?" Porque siempre hemos rentabilizado algunos discos, pero poco, que sí, que no hemos perdido dinero…. Pero en la mayoría perdemos… Porque en uno, a lo mejor, ganas diez o doce mil euros… Con eso no tienes para grabar nada de otro… Y como vamos perdiendo por otro lado… Hombre, después de cinco años tuvimos que meter dinero otra vez todos los socios, porque debíamos dinero… además al banco [risas]. Y ya dijimos: "Pero no metemos más. Si esto se va al garete, se va al garete…" Como coincide que el mundo discográfico está muy en precario… no podemos… Dice: "No, pero hombre, te gastas en una buena promoción…" "Sí una buena promoción. Este disco que veis que se ha vendido tanto, se han gastado treinta millones de pesetas en la promoción…" Y es que 18 chulos no posee treinta millones de pesetas, porque lo socios son muy lucidos, pero no quiere decir que tengan el dinero para eso… [risas]

Pero ha sido un poco quererse comer el pastel y acabar con el negocio…

Respecto a los puntos de venta, sí se comen el pastel… Siempre surgen raros, ¿no? Cuando salió Subterfuge, por ejemplo: ¡Boom! ¡Paf! Y vendió la tira de discos… Eso no lo sabía ninguna discográfica… Inmediatamente se los quedó una discográfica, claro… [risas]. Pero con eso, un sello independiente con dos empleados, como es el nuestro… Empleado y medio, porque es un empleado, y luego alguien para llevar los números y todo eso, que trabaja a la vez en la oficina de al lado… [risas] sino no podíamos mantenerlo… Con El Cigala, por ejemplo, hemos llegado a vender como 12.000 ejemplares, que con seis o siete mil cubres gastos… o sea que con Cigala ganamos algo… Conmigo se gana algo, pero no mucho, porque yo no vendo muchos discos… pero, en fin, sí me amortizo… Con Ruibal, también… Pero, fíjate, grabar un disco con Pablo Carbonell y vender 600, y costar la producción cinco millones… y vender seiscientos ejemplares… dices: "¿Qué palo nos damos aquí…?" Y con el otro, y con el otro, y con el otro… Afortunadamente, yo como representante de 18 Chulos, como soy rentable, no me puedo decir nada a mí mismo, yo me amortizo… yo me amortizo… El disco que sacamos de Wyoming, ese se vendieron como cinco o seis mil ejemplares, pero se amortizó, porque lo tenía hecho… No hubo producción… Bueno, un poquito de post-producción. Lo tenía hecho de sus recitales… Tenía grabados varios y entonces… ese no se perdió… Ya te digo… con Pablo Carbonell, los dos que hemos sacado, los dos hemos perdido… Y él es socio, y cuando ha dicho que hacía un tercero le hemos dicho: "No haces un tercero"… [risas] "Joder, yo soy socio de esta discográfica…" "¡Ah!, lo siento mucho, pero no, no vamos a irnos a la ruina…"

Y la solución, ¿por dónde la ves…?

Bueno… Podrá evolucionar, quizá que en internet si pague la gente realmente por descargarse cosas… Y bueno, por ese camino se puede rentabilizar… De momento eso no es así, pero en otros países sí. Lo que ocurre en Estados Unidos, en Inglaterra o en Alemania, supongo que en Francia también, tendrá que acabar por ocurrir aquí… La gente… Incluso este miedo que tiene el español, que yo lo entiendo, porque yo… a meter una tarjeta de crédito en internet… pues, no sé, quizás que den mucha seguridad de que no pasa nada, de que no te van a…

Por ejemplo, los politonos para móvil sí que se venden… Pero las canciones…

Sí, sí… Porque a la vez hay gente que las ofrece gratis…

Lo que pasa es que con todo esto, lo que se potencia son los directos…

En los directos, llevamos un conductor, y se ocupa de vender discos…, míos… [risas]; y vende bastantes… En el sitio sí se venden… Bueno… no vas a la tienda, porque si vas a la tienda: "No lo tenemos…" Y ya se olvida…

Y además, a veces, los precios son demasiado altos…

Nosotros hemos visto que si nos lo compraran a nosotros, se podría bajar el precio muchísimo, hasta seis o siete euros… Como no meten tarjeta… Contra reembolso ya hay cuatro más, que se lo lleva Correos… Ya sube a diez o a once. Si metieran la tarjeta, me parece que son 35 céntimos de euro, lo que vale el envío… Porque además, se podría bajar el precio de los discos de los que has amortizado la producción… La producción y la promoción… A partir de ese momento, si se podría bajar… es que si no dices. "Encima que no amortizas, ¿lo voy a vender a la baja…?"

Y para acabar, ¿qué espectáculo es el que estás ofreciendo en la actualidad?

Bueno, has visto que hay tres músicos, contrabajo, guitarra y vientos… Clarinete, saxo y flautas… Bueno, varios saxos, varias flautas y un clarinete… Y luego, el concierto, pues será un concierto mío… Pues que va a ser: humorístico… Y… ¿novedades?... Sí meteré alguna canción nueva, pero no sé bien… si dos o si tres… o si una, nada más, porque yo lo decido en el escenario, eso, sí…

Y los músicos que llevas, ¿Cómo los escoges? ¿Por músicos o como personas…?

A todos los conozco desde hace más de 26 años… [risas], entonces son mis músicos o son mis amigos… No sé, son las dos cosas… Afortunadamente los tres son buenísimos… Ha habido esa suerte… Pero yo cuando conocí, por ejemplo, a mi contrabajista, estaba en segundo año de contrabajo en el conservatorio… Ahora es profesor del conservatorio… [risas] No podía saber… Además no entendía… me lo presentó alguien y: "Bueno, pues tú…" A Andreas sí, a este si lo escogí por músico, porque lo oí tocar con un grupo, lo oí tocar varias veces y pensé: "A mí me gusta mucho este tío…" y fue Andreas el que me trajo a López de Guereña, el guitarrista… Me lo trajo Andreas… Y lo conocía ya de amigo, antes que de músico… Porque yo estaba con Antonio Sánchez, de guitarrista, que me lo hacía muy bien, pero hubo un conflicto, no entre él y yo, sino un conflicto profesional… Que el tío tocaba también con el Sabina, y había un momento en que teníamos las actuaciones a la vez… Y hubo que escoger…

Y ahora una cosa que a lo mejor no te gusta: véndete. ¿Por qué la gente ha de ir a tus conciertos, comprar tus discos…?

No, no… Si yo no digo a nadie que vaya a verme…

Pues, ¿por qué te gusta que vayan a verte…?

Hombre, porque los veo ahí muy interesados… Entonces digo: "Están muy interesados… Se lo están pasando bien…" Entonces, me gusta verlos que se lo pasan bien… Pero no, yo nunca hago propaganda de: "Oye, venid a verme…" A nadie… Esto me lo reprocha un montón de gente… dice:" Hombre, has venido a cantar a Albacete y no me has llamado…" "Hombre, que te voy a llamar que te sientas obligado a venir… SI se entera vendrá y si no…" "Hombre no, porque yo hubiera ido…" Y esto muchísimas veces… Yo no llamo a nadie, ni amigos, ni parientes ni conocidos … Yo no llamo a nadie nunca…

Y el espectador ¿qué va a oír…?

Pues narraciones, narraciones, narraciones… Muchas, en realidad, con forma de cuento… o sea, con forma de canción, pero… Porque tengo muchas canciones de narración clásica, o sea, presentación, nudo y desenlace… tengo de otro tipo también…

Lo que nos hecho nunca es escribir un libro… ¿está entre tus proyectos…?

Mentalmente sí. Yo veo muchos libros que me gustan mucho y digo: "Yo no soy capaz de hacer esto…" Y en cambio en canciones… Hombre, hay algunas que me gustan mucho y que yo nunca haré, porque yo no me meto en esquemas que sí me gusta recibir… por ejemplo dentro del rock o tal… Yo no me meto en eso… Pero es raro que no piense yo, sobre todo si las entiendo, yo puedo escribir una letra mejor que esa… [risas]. Eso ya me viene más fácil…

Ahora tu influencia eres tú, estoy seguro, pero al principio tus influencias ¿cuáles eran…?

En cualquier caso, determinante fue Georges Brassens. Determinante. Su manera de hacer era la que yo andaba buscando. Antes de oír a Brassens, yo ya tenía canciones estilo Brassens. Y digo: "¡Joer! ¡Pero qué bien lo hace este hombre!" Pero naturalmente lo conocí de mayor. Yo tengo tan conocidos a Los Beatles como Brassens. Lo que pasa es que yo no sé hacer cancines a la manera de Los Beatles…. No tengo dotes musicales de esas… Bueno, yo no creo que tenga dotes musicales de ningún tipo… pero puedo hacer una melodía agradable… Lo que no puedo hacer es inventarme esas riquezas musicales… Entonces para algo, lo que hago me vale… O sea, que me ha debido influir todo. Toda la música que oí de niño… Toda la música que oí de no niño… Todo influye. Si yo oía tangos y me gustaban, seguro que el tango me ha influido… Si oía rancheras, también… Si oía canción italiana, Renato Carosone, todo eso me ha influido… E influirme a estas alturas, pues también, me influyen cosas que oigo…. Yo lo sé… Pues mira, un día vi a Lou Reed, él solo, con su guitarra, en la televisión… y ponía un Sol con el dedo chico, no donde yo pongo el Sol, sino en la segunda cuerda. Me fijé, porque se le veían muy bien las manos, y entonces cogí la guitarra y probé… En la segunda, en la primera… Sí que tiene influencia… Eran dos notas… Dos notas, dos notas… y me hago una canción entera… ¿Me ha influido Lou Reed? Pues sí. Sin embargo no tiene nada que ver con lo de Lou Reed…

Y entonces, cuando nos volvieron a avisar de que el concierto debía comenzar ya, porque su público estaba impaciente esperándole, Javier Krahe, encendió un enésimo cigarrillo y se despidió de nosotros de camino al escenario.