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Gandhi y su polémica visión de la sexualidad

Sábado.1ro de agosto de 2015 712 visitas Sin comentarios
Correo Tortuga - Jesús Ojeda. #TITRE

En estos días de enero en el Estado de Gujarat de la India, región dónde nació Mahatma Gandhi, todavía se recuerda en la prensa el espectáculo de las cometas, celebrando la fiesta según el calendario hindú, cuando el invierno comienza a evolucionar hacia el verano (“Uttarayan”). A la vez se puede comprobar cómo se ha adormecido la polémica sobre el libro Great Soul: Mahatma Gandhi and his Struggle With India (Alma grande: Mahatma Gandhi y su lucha con India) del periodista estadounidense Joseph Lelyveld, publicado en marzo del 2011 por Alfred A. Knopf en EE.UU. y por Harper Collins en la India. El primer ministro de Gujarat, Narendra Modi, político que combina de forma extraña su apariencia de monje célibe con una esposa reducida al anonimato y su adoración por la figura de Hitler, denunció en la Asamblea que el libro lastimaba los sentimientos de la población india, instando a que se prohibiera su publicación en el país, y que el autor pidiera disculpas públicamente. El resultado ha sido que la orden no se ha emitido y más bien parece que es otra de sus declaraciones estrambóticas para ganar el sospecho privilegio de ser el primero en prohibirlo, dado que en uno de los últimos capítulos se describe la masacre de Gujarat de 2002, en la que debieron morir unos 2000 musulmanes y más de 200.000 fueron desplazados. En esas fechas el Sr. Modi y su partido el Bharatiya Janata Party (BJP, “Partido Popular Indio”) estaban al frente del gobierno. El ganador del Pulitzer en 1986 y antiguo editor ejecutivo del “New York Times”, corresponsal durante años en Sudáfrica y más tarde en la India, construye una biografía de un Gandhi de carne y hueso, argumentando en alguno de los capítulos sobre el homoerotismo, sobre los experimentos de riesgo de Gandhi al dormir desnudo con mujeres y niñas para probar su autocontrol como célibe, y algunas valoraciones sobre grupos étnicos en Sudáfrica y sobre la eliminación de las castas en la India. Es una visión respetuosa con la figura de Gandhi, aunque cuestiona algunas de sus actuaciones y expresiones, pero no denigra la figura de Bãpu.

Hermann Kallenbach fue un arquitecto alemán, judío, fisioterapeuta y culturista, con el que compartió modo de vida y hacienda en Johannesburgo desde 1906. Gandhi le consideraba su alma gemela, y mantuvieron la comunicación postal durante más de treinta años. Al estallar la Gran Guerra en 1914, alemanes e ingleses se enfrentan, Gandhi marcha a su país de origen y a Kallenbach le es prohibida la entrada en territorio indio porque es colonia británica. Leídas las cartas es más real que se deba hablar de una concepción de amor platónico sino se fuerzan algunas expresiones y se sacan de su ámbito amistoso profundo. Si se analiza con detenimiento la estancia de Gandhi en Sudáfrica, esta relación no debería ser un secreto pues Hermann Kallenbach fue quien le regaló el terreno para construir la segunda comuna rural (“ashram”) con el nombre de granja Tolstoi. Gandhi recordaba de esta manera el impacto que un tiempo antes le había causado la lectura de El reino de Dios está dentro de ti de León Tolstoi “por el pensamiento independiente, la profunda moralidad y… la sinceridad” de su autor (Wolpert, Stanley, 2001:81)

Pero qué comprensión de la sexualidad expresa Gandhi en los escritos de la primera década del siglo XX, y que con cincuenta años lo publica con el título Una autobiografía: La Historia de Mis Experimentos con la Verdad.
Casado muy joven con Kasturba Makharji , ya en Sudáfrica en mayo de 1900 nacerá su cuarto hijo en cuyo parto estuvo presente. El dilema se plantea unos años después. Una noche de 1906 Gandhi participó a su mujer de una decisión personal, había hecho el voto de brahmacharya. Por este juramento entraba en un camino casi tan antiguo como el hinduismo mismo. Desde los primeros rishis, sus antepasados, los sabios hindúes no cesaban de afirmar que un hombre no puede alcanzar el despertar de la inteligencia suprema, la comprensión global, esto es, la liberación, si no es sublimada la fuerza sexual, desviando su energía hacia lo alto, transmutándola en energía espiritual. Al tomar esta opción, la del celibato, según él se abre un caudal de energía vital, una comprensión poderosa que le va permitir una resistencia continua ante la injusticia. En su biografía él habla de su constante lucha contra la lujuria, de su fijación morbosa de culpa por no haber estado presente en los últimos momentos de la vida de su padre, mientras en una habitación cercana requería los favores de su joven esposa dormida. Esta situación le mortificó toda su vida. El sexo y “su cura natural” como Gandhi lo denomina, llegó a ser uno de los temas más constantes en sus extensos monólogos, por encima de las vitales descripciones sobre la no violencia (“ahimsa”), acrecentándose en los últimos periodos de su vida. De ello se da cuenta en las obras completas publicadas en inglés por Navajivan Trust en Ahmedabad (1967-1984), y en especial en las editoriales del periódico Harijan, fundado por él, en honor de la casta de los parias (“dalits”). En ellas explica la práctica del celibato estricto con la pretensión que también sus seguidores lo asuman.

Así debió de ser la realidad sexual de un hombre de proyección cotidiana, de un soñador práctico, que camino de experimento en experimento, creciendo interiormente y con el ánimo de enriquecer la vida pública en una India, símbolo de la capacidad humana para sobrevivir.

Jesús Ojeda,
Investigador en Ciencias Sociales