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El vasco de la carretilla

Jueves.4 de agosto de 2016 453 visitas Sin comentarios
Curioseantes. #TITRE

"Vivir el ritmo oculto de los campos
abiertos, llenos de sol.
La emoción de la tierra argentina
llena de generosidades.
He ahí mi objetivo.
Nadie me podrá quitar la dicha
de ser dueño de mi propio destino"

El vasco de la Carretilla.

Guillermo Isidoro Larregui Ugarte nació en Pamplona, el 27 de noviembre de 1885.

Inquieto por naturaleza, romántico incurable, a los 15 años decidió embarcarse hacia Buenos Aires.

Llegado con el nacimiento del siglo, sus primeros trabajos tuvieron relación con la marina, la carpintería, y la cría de cerdos... pero no iba a quedarse mucho tiempo en la gran ciudad.

Al enterarse de la muerte de su madre, decide cambiar de vida, y como había muchas posibilidades de trabajo en la Patagonia, emigró al sur para emplearse en una empresa petrolera norteamericana. Allí vivió más de treinta años, hasta que en 1935, cuando cesaron las actividades petroleras de la compañía por conflictos laborales, quedó sin trabajo. Nuevamente su vida transcurría sin destino fijo, con trabajos temporarios en las estancias de la zona.

Las horas de ocio en un ambiente frío e inhóspito como el del sur patagónico se pasaban al calor de los fogones, tomando mate y contando hazañas, algunas verdades y no pocas mentiras, entre los peones desocupados. Entonces, en una estancia en el paraje Mata Amarilla, entre habladurías y hazañas inconclusas que cada uno relataba, nace una apuesta:

“Yo me animaría, les dije, a cruzar toda la Patagonia a pie y a ir hasta Buenos Aires con una carretilla.

Lo tomaron a broma y uno de ellos me trajo una carretilla. Luego, cuando vieron que yo me disponía a emprender el viaje y que la cosa iba en serio, se sorprendieron se rieron y lo tomaron para la farra, me dijeron que, por lo mentiroso, yo era más andaluz que vasco, y que les extrañaba mucho, porque nunca habían visto un andaluz trabajador ni un vasco mentiroso".

Los peones le aceptan la apuesta pero le cuestionan de donde sacará el dinero cuando tenga que pagarla... el patrón de la estancia entra en el juego y le ofrece al pamplonés saldarle la apuesta si perdía, pero que luego tendría que trabajar para él un año gratis.

"Muchos hablan de una apuesta de miles de pesos. No es cierto. Lo más importante es que he empeñado mi palabra. Varios amigos hablaban de las grandes travesías realizadas por automovilistas, de los raids de aviación y otras proezas. Yo oía y callaba. Pensaba que no es difícil llevar a cabo una proeza con los maravillosos aparatos modernos que se manejan sin esfuerzo y que necesitan del hombre seguridad y valor. Pero pocas veces exigen del individuo fuerza física, paciencia y resistencia. Entonces dije: ‘A cualquiera de esos señores aviadores y automovilistas los desafío yo a hacer una travesía caminando y conduciendo además una carretilla de cien kilos’".

Guillermo Larregui ya rondaba los 50 años, pero sin pensarlo tomó la carretilla, cargó en ella unos cuantos enseres y al día siguiente muy temprano, partió rumbo a Comandante Piedra Buena, una localidad distante 120 Km de la estancia donde se hizo la apuesta.

En menos de lo pensado, el vasco ya estaba en el pueblo... y no iba a desistir de la aventura.

"un amigo mecánico le cambió la caja de hierro por otra de madera, le puso unos rulemanes en el eje de la rueda y revistió la llanta con una goma de auto. Encima le cargó una pequeña carpa, pilchas de dormir, cinco litros de agua, una pavita, el mate, un asador chico, una ollita y otras cosas indispensables, hasta completar los cien kilos".

Ya no se trataba de una apuesta absurda... era su palabra la que estaba en juego, y eso era más importante que todo el dinero del mundo.

"El vasco de la carretilla" se fue haciendo famoso a medida que transcurrían los kilómetros por las llanuras argentinas, donde su hazaña empezó a ser tratada por los periódicos de cada lugar por donde pasaba. La gente lo esperaba con vítores en cada etapa cumplida.

el 25 de Mayo de 1936, recorridos los 3.500 Km que separan Comandante Piedra Buena de Buenos Aires, luego de atravesar los desiertos de la meseta patagónica, con sus inclementes vientos, nieves y frío, acompañado únicamente de un fiel perro al que llamó "Pancho", llega a la capital argentina:

Nota de tapa en el prestigioso diario La Nación de Buenos Aires.

Larregui era un hombre sencillo, fuerte y libre, que llevaba en su carretilla lo necesario para el cuerpo y encontraba en los caminos el alimento de su alma. La solidaridad de la gente, especialmente de la colectividad vasca, hacía más tenues las peripecias que debía enfrentar. El Vasco de la carretilla poseía una sana curiosidad para descubrir lo desconocido. Hablaba y escuchaba a la gente con la atención de los niños. Conocía varios idiomas, como inglés, francés, italiano, alemán y holandés. fuente.

El Vasco de la Carretilla, o "el Quijote de una sola rueda", como también se lo conocía, no conforme con su logro supremo, decidió que debía seguir caminando y recorrer el mundo.

Primer Viaje: parte del paraje Cerro Bagual, a 120 km de Comandante Luis Piedrabuena (Santa Cruz), llegando a Buenos Aires 14 meses después.

Segundo viaje: comenzó en 1943, desde Coronel Pringles (Pcia. De Bs. As.) y lo finalizó en La Paz (Bolivia) cruzando los altiplanos de la Puna.

Tercer viaje: lo realizó desde Villa María (Córdoba), hasta Santiago de Chile, cruzando la cordillera de los Andes.

Cuarto viaje: desde Trenque Lauquen (Buenos Aires), hasta el Parque Nacional Iguazú, en Misiones.

El Vasco de la Carretilla recorrió más de 22.000 Km a pie.

El 9 de Junio de 1964, a los 78 años, luego de ingerir algún alimento en mal estado, Guillermo Isidoro Larregui Ugarte fallece en Puerto Iguazú (Misiones), esperando un subsidio estatal que nunca llegó, y empieza a convertirse en leyenda.

Guillermo Isidoro Larregui Ugarte

Aquí un breve documental de su vida: http://cda.gob.ar/serie/2578/el-vas...

No voy a enlazar aquí citas o fuentes de esta historia, ya que una simple búsqueda en internet les ofrecerá docenas de anécdotas y detalles de su extraordinaria vida recorriendo a pie mi país, llevando en su carretilla todos sus sueños y romanticismo... pero especialmente el alma indomable de un hombre libre.

Sea éste mi humilde homenaje.

Fuente: http://curioseantes.blogspot.com.es...