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El decrecimiento, un movimiento rupturista que va sumando adeptos

Domingo.25 de noviembre de 2018 613 visitas Sin comentarios
Una entrevista con el experto Jason Hickel. #TITRE

El concepto denominado “decrecimiento económico”, que se opone abiertamente a la tradición imperativa de crecer arraigada desde hace siglos, suma adhesiones. Una corriente de pensamiento totalmente rupturista que plantea un rumbo distinto al acostumbrado.

El antropólogo Hickel plantea la lógica de la finitud de la Tierra y la consecuencia de que ese crecimiento no puede ser eterno, debido a los límites que el mundo impone.

Hernán Alvarez

Desde la época de la Revolución Industrial que la combinación de palabras “crecimiento económico” tiene una connotación positiva en Occidente. Producir más, invertir más, extraer más de la tierra está bien visto desde el siglo XVIII hasta hoy. Sin embargo, en el XX y en este XXI aún más, comenzó a tomar fuerza una idea totalmente opuesta. Esta concepción nueva considera al progreso y al aumento del PBI (producto bruto interno) de cada país como algo decididamente malo para el planeta y para el hombre en general.

Se plantea la idea lógica de la finitud de la Tierra y la consecuencia de que ese crecimiento no puede ser eterno debido a los límites que el mundo impone. Uno de los primeros en plantear esta corriente denominada del decrecimiento fue el economista contemporáneo francés Serge Latouche.

Este movimiento suma más adeptos cada año al observarse los resultados que trae la concepción opuesta de producir siempre más que antes cada vez. Uno de sus defensores es el antropólogo Jason Hickel. Nacido en Suazilandia (en el sur de África) es miembro de la Royal Society of Arts inglesa, egresado de la Universidad de Londres y profesor de la London School of Economics (facultad de esta casa de estudios).

Hickel habló en exclusiva con Mirador Provincial sobre la macroeconomía mundial, argentina y santafesina.

— ¿Usted apoya el movimiento del decrecimiento?

— Sí, apoyo el movimiento del decrecimiento. Pero debo ser claro sobre qué significa eso. En la actualidad estamos en una era de exceso ecológico (“ecological overshoot” en inglés). Vemos los efectos en la forma del cambio climático y la extinción masiva de especies, lo cual impone una mayor amenaza para nuestra civilización. La vasta mayoría de ese exceso es producido por naciones ricas. Por ejemplo, una persona promedio en una nación rica promedio consume 28 toneladas de cosas materiales por año. Esto es cuatro veces más del límite ecológico. En otras palabras, si todos en el mundo consumiéramos al nivel de las naciones ricas, necesitaríamos cuatro planetas Tierra para sostenernos. Entonces sabemos que en una escala global necesitamos reducir drásticamente el uso de los recursos y cortar con las emisiones (de efecto invernadero). La pregunta es, ¿es posible hacer esto persiguiendo un crecimiento del PBI? De acuerdo a todos los datos científicos disponibles, la respuesta es “no”. Sí, la innovación tecnológica ayudará, pero no será suficiente por sí misma. Entonces, debemos concluir que la única opción para evitar el colapso ecológico es reducir la actividad económica global agregada. Inclusive países más pobres necesitan empezar a virar hacia un modelo económico que no requiere un crecimiento interminable del PBI.

— ¿Cuál es la diferencia entre decrecimiento y post crecimiento?

— Son partes del mismo movimiento y tiene la misma crítica del crecimiento. La única diferencia es que el decrecimiento tiene el coraje de marcar que no es suficiente con ser agnóstico sobre el crecimiento. Por ejemplo, enfocarse en otras cosas en vez de crecimiento. Tenemos que enfocarnos activamente en hacer decrecer la tasa de producción de materiales y desperdicios en la economía global.

— Si el comunismo fracasó en el siglo XX, ¿cuál es la alternativa al capitalismo?

— El problema con el comunismo en el siglo XX es que fue esencialmente sólo capitalismo de Estado. Mire a la URSS, por ejemplo, o China. Ambos son países que estuvieron y están obsesionados con el objetivo de crecimiento exponencial, igual que los países capitalistas lo están. La izquierda y la derecha pueden disentir en cómo distribuir los beneficios del crecimiento, pero en la cuestión del crecimiento en sí misma están unidas. Por eso es que las políticas de izquierda tradicionales no son ya lo suficientemente buenas. Tenemos que evolucionar no sólo por sobre el capitalismo, sino sobre el imperativo del crecimiento.

— Usted escribió en un artículo que el crecimiento y la ecología no pueden ir juntos. ¿Cómo explica esto?

— El problema es que es imposible desacoplar crecimiento de impactos en el medioambiente. Esto lleva a que las fantasías del crecimiento verde (sostenible) se hagan tan populares recientemente. No hay evidencia de que el crecimiento verde sea factible. Entonces, si queremos retornar a una economía en línea con los principios ecológicos, no puede ser una economía basada en el crecimiento.

¿Tener menos hijos?

— En la actualidad, el mundo tiene más de 7.500 millones de habitantes. ¿El cambio climático fuerza a los padres a tener menos hijos? ¿Cuál es el número límite?

— No es la población en sí misma el problema. Es el consumo excesivo. El exceso ecológico está conducido por consumo excesivo en naciones ricas y por individuos ricos. ¿El crecimiento poblacional incrementa la presión ecológica? Sí, particularmente el crecimiento poblacional entre comunidades ricas con niveles altos de consumo. Pero el precepto principal es simple. En una era de límites ecológicos, no tiene sentido asumir que la gente debe tener el derecho a concebir tantos hijos como quiera. El ejercicio de libre albedrío de una persona a tener muchos hijos tendrá un impacto negativo en las perspectivas de vida de otros... Al significar esto menos “espacio ecológico” para todos. Esto no es moralmente defendible. Si la gente quiere tener hijos, debe adoptar. Si no quieren adoptar, entonces tener un hijo está bien, quizás hasta dos. Pero cualquier número más que dos hijos parece ser inmoral.

Costa Rica como un caso exitoso

— ¿Es posible que los países periféricos mejoren sacándose de encima la idea del crecimiento que guía sus economías?

— Sí, por supuesto. Pasado un cierto punto, el crecimiento en el PBI no es necesario para niveles alto de bienestar humano. Costa Rica tiene una expectativa de vida más alta que Estados Unidos, excelente educación y uno de los niveles de felicidad más altos del mundo. Y todo con un PBI per cápita de sólo 10.000 dólares. Un quinto del de Estados Unidos y mucho menos que Argentina. ¿Por qué? Porque han invertido en educación pública de alta calidad y salud. El antídoto al crecimiento es encontrar caminos para mejorar el bienestar sin requerir productividad industrial masiva. Invertir en lo que realmente interesa.

— Argentina tiene un mal año en este 2018 al comenzar una recesión con inflación alta, incluida la pérdida de fuentes laborales. ¿Cómo pueden mejorarse los estándares sociales sin crecimiento económico?

—El capitalismo siempre está generando desempleo. El camino a mejorar la productividad siempre significa que hay menos trabajadores requeridos para producir la misma cantidad de producción. ¿Qué pasa con los trabajadores que sobran? Son descartados. ¿Entonces qué hacemos? La respuesta común es crecer, crear más trabajos. Pero hay otro camino: simplemente acortando la semana laboral. De esa manera, uno redistribuye los requerimientos laborales existentes de manera que todos tengan acceso a un ingreso. La otra alternativa, por supuesto, es el ingreso universal básico asegurándonos que la gente tenga acceso a un sustento sin tener que crear más trabajos para ellos. Un ingreso básico no sólo estimularía las economías locales, también liberaría a la gente a ser más creativa e innovadora, mejorando sus comunidades e involucrándose en políticas
democráticas.

— ¿Argentina está condenada al fracaso al ser un país del hemisferio sur?

— No, por supuesto que no. Al contrario, el sur global tiene el mayor potencial de reinventar economías y cambiar hacia un futuro mejor. Sabemos que el modelo económico occidental nos está fallando. Está generando inequidad, inestabilidad y destrucción ecológica. Necesitamos algo mejor. El sur debe tomar la oportunidad de romper con el modelo occidental y construir algo mejor, más justo y más ecológico.

— ¿Piensa que la idea de desarrollo sostenible no es realmente posible?

— Depende en qué entendemos como desarrollo sostenible. ¿Desarrollo sostenible por siempre? ¿O una forma de desarrollo que es ecológica? En la primera, la respuesta es claramente “no”. En la segunda, la respuesta es “sí”. Es posible mejorar el bienestar humano sin crecimientos interminables de PBI. Podemos hacerlo mejorando salarios, etcétera. Redistribuyendo los recursos existentes de manera que no tengamos que perforar la Tierra por más.

La incidencia ecológica de la soja

Hickel se refirió también a la soja en particular. La oleaginosa es esencial en la economía de nuestra provincia. Consultado sobre el cultivo de este grano y su incidencia ecológica, el antropólogo contestó: “Depende en cómo es usada la soja. Si se usa para consumo humano, da una nutrición excelente con muy poco impacto ecológico. Pero si es usada para alimentar animales, digamos para consumo humano de carne vacuna, entonces es increíblemente ineficiente y ecológicamente destructiva”.

“También depende de cómo la soja es cultivada. Si es cultivada por grandes corporaciones agrícolas que usan fertilizantes químicos y pesticidas, entonces es destructiva para los suelos, los ríos y el mar, y contribuye significativamente a la extinción de especies y al colapso de la biodiversidad. Si es cultivada de manera orgánica, entonces puede ayudar a edificar la salud del suelo que puede ayudar a capturar dióxido de carbono y enfriar el planeta”, agregó el experto suazi.

Fuente: http://www.miradorprovincial.com/?m...

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