El boicot como arma - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

El boicot como arma

Lunes.10 de junio de 2013 365 visitas Sin comentarios
#TITRE

Borroka Garaia

En Euskal Herria tenemos armas en nuestras manos disponibles que aún no han sido muy exploradas ni profundizadas.

Un boicot consiste en negarse a comprar, vender, o practicar alguna otra forma de relación comercial o de cualquier otro tipo con alguna entidad por sus responsabilidad en diferentes aspectos de una opresión determinada.

En 1830, la National Negro Convention animó a boicotear productos fabricados por esclavos.

En 1915 se llamó en la India a boicotear todos los productos británicos y se revitalizó así las industrias locales.

En 1955, en Montgomery (Alabama, EEUU), Rosa Parks, una costurera negra, se negó a ceder su asiento a un blanco en un autobús. El conductor llamó a la policía y la arrestaron. Los líderes de los derechos civiles organizaron un boicot a la compañía de autobuses. El boicot fue un éxito rotundo y tanto la compañía como los comerciantes del centro comenzaron a sufrir enormes pérdidas.

Otro ejemplo seria el boicot de doce años contra Ford Motors iniciado por el Comité Nacional Irlandés. Finalizó en 1998, cuando la empresa aceptó poner en práctica los principios McBride, según los cuales las empresas estadounidenses no financian la discriminación contra los nacionalistas y republicanos en Irlanda del Norte.

Los llamados internacionales al boicot de productos israelíes enmarcado en la lucha de liberación nacional palestina serían otro ejemplo.

En Euskal Herria hemos conocido campañas como el boicot a productos franceses o los realizados en la lucha contra la central nuclear de Lemoiz. Este tipo de lucha si bien no ha abandonado Euskal Herria, su nivel de intensidad y prioridad a nivel general ha sido bajísimo si exceptuamos pocos casos y en etapas temporales relativamente cortas. Con el tiempo se ha quedado ciertamente apartado.

Retomarlo, ponerlo en el lugar que se merece y hacerlo con ímpetu y toda la potencia que pueda desatar una sociedad vasca con las cosas claras podría traer muchos beneficios de cara a derribar ciertos muros impositivos y condicionar de una manera efectiva.

Se hace necesario un diseño detallado de cuales deberían ser los objetivos a boicotear, donde se puede hacer más daño, donde se afecta más a la estabilidad, la planificación de los pasos a dar y la implicación social en esa tarea.

Un boicot que cuente con amplio apoyo popular puede ser una arma de poderosas consecuencias y que a su vez posibilita la participación y activación popular a muy diversos niveles de implicación. El sistema se mantiene gracias al pueblo. Sin él no son nada. Si el pueblo se para su robo se para. Por eso necesitan al pueblo domesticado y dependiente.

En Euskal Herria hay mimbres para hacer movimientos de envergadura que puedan colapsar el ordenamiento de las cosas. En Euskal Herria tenemos armas en nuestras manos disponibles que aún no han sido muy exploradas ni profundizadas. Un boicot nacional contra una empresa, contra un banco, contra una entidad del estado contra un objetivo concreto puede llevar a tumbarlo en nuestro país si nos ponemos con seriedad a ello. Nos intentan convencer que cosas así no son posible. Mienten.

La situación por la que está pasando el capital y el estado en su ofensiva de recortes de derechos si bien coloca en una posición de mayor indefensión a la clase trabajadora también hace que los estados caminen inexorablemente hacia democracias burguesas extremadamente autoritarias, y relativamente fáciles de quebrar ya que se hacen muy susceptibles a cualquier tipo de protesta popular por pequeña que sea y puede causar un terror paralizante si las cuentas no empiezan a dar y además de ello se empieza a sustraer más pérdidas gracias a la iniciativa popular.

La clave reside aquí en la selectividad del objetivo a tumbar, aprendiendo del enemigo en sus tácticas contra-insurgentes a la inversa, y en la confianza en la lucha y la desestabilización. El boicot ordenado, estudiado, golpeando a las cadenas más susceptibles de quebrarse antes puede iniciar un fallo en cascada de consecuencias no controlables para el estado y el capital y un impulso de energía para la tarea de liberación nacional y social que debe contar con un proceso de construcción pero también uno de destrucción.

El qué, cuándo, cómo, quiénes tendrá que ser valorado y se tendrá que decidir si estamos para afianzar el sistema y parchearlo, salvándolo, o para dejarlo atrás. Si se quiere dejar atrás, la línea más corta es haciéndolo directamente. Al fin y al cabo somos nosotros y nosotras mismas las que nos ponemos la soga al cuello en demasiadas ocasiones, tenemos que ser también los y las que la cortemos.

Fuente: La haine