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Condenados a 10 años de cárcel cuatro guardias civiles por torturas a dos detenidos

Martes.24 de junio de 2014 467 visitas - 1 comentario(s)
Los agentes entraron varias veces en los calabozos de Palmanova y agredieron y humillaron a dos ingleses. #TITRE

Los detenidos torturados eran ingleses. Mucho nos tememos que si tales personas fueran, por ejemplo, africanas, el asunto no hubiera salido de los muros de la comisaría. Que también hay detenidos de primera y de segunda división. Nota de Tortuga.


B.P. La Audiencia de Palma ha condenado a penas que suman diez años de prisión a cuatro guardias civiles del área de investigación del cuartel de Palmanova (Calvià) por torturas graves a dos británicos detenidos a finales de 2009. La sección segunda ha impuesto para el sargento que estaba al mando de la unidad cuatro años de cárcel, 16 años de inhabilitación, y multa por dos delitos de torturas y dos faltas de lesiones.

Además, el principal imputado deberá pagar una indemnización de 2.455 euros a uno de los perjudicados por las heridas sufridas. El Ministerio del Interior deberá responder subsidiariamente de esta cantidad, ya que el acusado, pese a estar franco de servicio en la madrugada del 21 de noviembre de 2009, actuaba en su condición de agente de la Guardia Civil y los hechos tuvieron lugar en las propias dependencias policiales.

Para el resto de sospechosos, otros tres agentes del Instituto Armado, la sala ha impuesto sendas condenas de dos años de prisión, ocho años de inhabilitación y multa por un delito también de torturas graves y una falta de lesiones. El tribunal ha fijado penas mínimas por este tipo delictivo atendiendo a la ausencia de antecedentes de los imputados, la ausencia de tacha disciplinaria acreditada y a la escasa entidad de las lesiones físicas producidas. Este último motivo es lo que lleva a condenarles por falta de lesiones y no por delito.

La sentencia, que no es firme y contra la cabe recurso ante el Tribunal Supremo, cuenta con un voto particular de uno de los magistrados que discrepa de la valoración probatoria de sus compañeros y cree que lo más razonable sería la absolución de los encausados ante las dudas surgidas en el proceso y al tener dudas sobre la culpabilidad de los imputados.

Los abogados defensores recurrirán en casación ante el Supremo y el fiscal Julio Cano, cuyas principales tesis han sido refrendadas por la sala, está analizando el fallo y también podría apelar.

Según se declara probado en la sentencia, en la madrugada del 21 de noviembre de 2009, estando el sargento imputado franco de servicio en un pub de Palmanova, tuvo un incidente con un inglés, quien le dio un golpe en la cara. El sargento cayó al suelo y quedó semiaturdido. El autor de la agresión fue detenido, junto con un amigo, un compatriota, que también se vio involucrado en el incidente. Meses después, ambos fueron condenados por faltas de lesiones y desobediencia leve.

Los agentes acusados y otros guardias civiles no identificados, con ánimo de escarmentar a los dos británicos por la agresión al sargento, en la misma madrugada del 21 de noviembre y por la tarde de ese día entraron repetidas veces en los calabozos, donde les agredieron y amedrentaron a la vez que se mofaban de ellos.

Varios funcionarios accedieron hasta cuatro veces a la celda de una de las víctimas, a la que le gritaron, abofetearon y pegaron patadas. El sargento se puso unos guantes, le dio puñetazos, cogió una porra y con ella le pegó por todo el cuerpo. Otra vez le volvió a pegar con los guantes y con un zapato del arrestado.

El 21 de noviembre por la tarde, los otros tres acusados siguieron "castigando" a la víctima, a la que propinaron puñetazos en la sien y por todo el cuerpo mientras le preguntaban si en Inglaterra se pegaba a los policías. Uno de los agentes, le hizo desnudarse y le pegó una patada en los genitales.

El sargento esa tarde volvió a entrar en el calabozo y amenazó con romperle las piernas y los brazos si contaba los hechos.

Los imputados esa madrugada entraron en la celda del otro detenido y le agredieron y gritaron. El sargento le sacó del calabozo y lo llevó a otro cuarto donde con otro agente le dieron golpes y puñetazos con una porra y le hicieron sangrar por una ceja. Luego le obligaron a recoger la sangre con una fregona mientras le daban patadas. Esta víctima también fue amedrentada y golpeada.

Según la sala, estos actos vejatorios y humillantes son torturas graves porque no fueron aislados en el tiempo, ocurrieron en dependencias policiales y su conducta intimidatoria prosiguió una vez los ingleses salieron libres.

Diario de Mallorca