Alejandro Soler: Un ejemplo de los riesgos jurídicos de la Ley de Violencia de Género - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

Alejandro Soler: Un ejemplo de los riesgos jurídicos de la Ley de Violencia de Género

Martes.4 de marzo de 2014 2129 visitas - 3 comentario(s)
El juicio al ex-alcalde de Elx, buen botón de muestra para analizar el mecanismo legal #TITRE

Vicent Teulera

El pasado 26 de febrero se ha juzgado en Elx a Alejandro Soler, anterior alcalde de la ciudad, como imputado por supuestos delitos relacionados con la violencia de género. El juicio se ha celebrado a raíz de una denuncia por malos tratos interpuesta por su ex-mujer. En la denuncia, según se supo en un primer momento, ésta refería haber recibido un empujón en el portal de su domicilio cuando Soler acudió a recoger a uno de sus hijos (tienen un régimen de custodia compartida) y tuvieron un rifirrafe sobre si el niño debía o no subir primero a casa a cambiarse unos zapatos. Posteriormente, parece que la denuncia ha sido ampliada haciendo mención de algunos episodios agresivos anteriores, puntuales, y casi todos ellos de carácter verbal. Soler niega todo.

A partir de la interposición de la denuncia se desencadena un doble mecanismo. El protocolo judicial previsto por la Ley de Violencia de Género, muy garantista con los posibles derechos lesionados de la mujer víctima, no parece serlo en el caso del varón denunciado, a quien se le solicitan peticiones fiscales francamente desproporcionadas en comparación con otros delitos y se establecen -de oficio- sin valorar la oportunidad y la circunstancia, medidas cautelares (alejamiento). Así se comprende al acusado como presunto culpable y no como presunto inocente. ¿Me siguen? No parece que aquí se dé el principio de legalidad constitucional -y de elemental sentido común- que reza que la justicia ha de ser igual para todo el mundo y no hacer distingos en función de raza, SEXO, nacionalidad, confesión religiosa etc.

Pero también, por si fuera poco, se desencadena un mecanismo de linchamiento social. Soler es forzado a dimitir de todos sus cargos en la Diputación Provincial de Alacant. Cargos que, se rumorea en los mentideros del PSOE, no recuperará pase lo que pase en el juicio. Su carrera política está hundida. Y no es que a mi me dé especial pena que en el mar de tiburones que son los partidos políticos haya quienes aprovechen la debilidad de uno de ellos para despedazarlo. Pero es que el clima de sospecha y hostilidad, inducido por el estado de opinión mediático que se genera en torno a la aplicación de esta ley, provoca que cualquier varón denunciado por violencia de género padezca una situación similar en su entorno laboral, familiar, de amistades etc.

Sigamos con el procedimiento penal. Dice el artículo de prensa que copio más abajo: "La Fiscalía consideró (...) que con el testimonio de la denunciante y el reconocimiento por parte de Soler de que mantienen una relación tensa y discusiones QUEDA PROBADO que hace tres años la empujó en casa contra el marco de una puerta, que el 1 de enero de 2013 en una discoteca la amenazó diciéndole (...) que entre marzo y abril de 2013 en una cena en casa de él le dijo (...) y que el pasado 9 de febrero la empujó contra una jardinera en el zaguán..." Vaya, ahora resulta que la simple palabra del denunciante es prueba concluyente. ¿Se imaginan la caza de brujas en que podría convertirse la convivencia social si este principio se generalizase a todos los delitos?

Soler acusa a su ex-mujer de inventarlo todo en venganza por no someterse a un chantaje económico. Yo, la verdad, no tengo forma de saber si tal chantaje existe, y si es cierto o no lo de los empujones y las amenazas. En cualquier caso me llaman la atención dos cosas. Por un lado, como ya dije antes, la gravedad de los castigos solicitados en relación a los hechos. Cuesta entender que alguien pueda llegar a pasar tres años de su vida entre rejas por un par de empujones sin grandes consecuencias y algunas palabras subidas de tono. Máxime cuando miramos a nuestro alrededor y vemos buen número de verdaderos delincuentes (banqueros, políticos, policías...), autores de crímenes de bastante mayor enjundia, pasear libres y felices por las calles.

Por otro lado también llama la atención la facilidad que ofrece esta ley para la venganza ruín. Insisto en que no tengo medios de saber si la ex-esposa de Soler miente o dice toda o parte de la verdad. Tampoco voy a caer en excesos como los de algún político cómico de profesión que afirma que la mayoría de este tipo de denuncias son falsas. Por la misma regla de tres no me creo el discurso de algunos grupos feministas para quienes la denuncia falsa en relación a este tipo de delitos es mera anécdota. Si se ponen denuncias falsas aprovechando la mayoría de figuras penales (anda que la policía, por ejemplo, no abusa del recurso...), ¿porqué no iba a pasar también aquí? En muchas relaciones de pareja y separaciones matrimoniales la cosa acaba muy mal. Con muchos sentimientos de odio y rencor entre ambas partes y con litigios por resolver mediante pacto privado o sentencia judicial: repartos patrimoniales, pensiones, custodia de las hijas e hijos... No creo que sea descabellado imaginar a más de una mujer utilizando las ventajas procesales y mediáticas de esta ley, tanto para vengarse como para obtener ventajas en un juicio de divorcio. En realidad quien quiera hacer un uso espúrio de la ley denunciando en falso lo tiene fácil. Haya sentencia absolutoria o no, la imagen social del denunciado resultará fuertemente lesionada. La denuncia por maltrato, haya o no sentencia condenatoria, resultará influyente en un futuro juicio por divorcio. En ocasiones se puede, incluso, lograr la condena de una persona inocente. Los testimonios forenses, por ejemplo, en relación a rasguños y hematomas, abren la puerta a todo tipo de interpretación posible por parte de los jueces (lo mismo que si presentas un parte médico por una agresión policial -nótese que digo esto último con ironía-). Por contra, aunque haya habido archivo o absolución, resultará dificilísimo, casi imposible, reunir los elementos probatorios que conduzcan a una sentencia condenatoria por denuncia falsa. Quien denuncia en falso, apoyándose en esta ley, desde luego tiene mucho que ganar y nada que perder.

Por último decir que, si bien no cabe alegrarse de la desgracia de nadie, casi me dan ganas de afirmar que a Alejandro Soler le está bien empleado. Político profesional de carrera y escalo de un partido, el PSOE, que, dándoselas de progresista y aprovechando el filón mediático de la -supuesta- defensa de los derechos de la mujer, promulgó en su día una ley francamente peligrosa; la de Violencia de Género. Ésta, por la discriminación judicial y despojo de garantías procesales que establece sobre todo un grupo poblacional, podría compararse sin exageración con inquietantes legislaciones de signo fascista. Ahora Alejandro está probando su propia medicina. Que le aproveche.

Ver también:

Ley de violencia de género ¿Una contradicción a la Constitucion Española?


Piden 3 años de cárcel para Soler e intentan retratar a su exmujer como una chantajista

El socialista asegura que «jamás» la ha amenazado o empujado - Ella reconoce que le exigió 30.000 euros y airea dos supuestas cuentas en las que el político tendría 300.000 euros y con las que «está viviendo en la abundancia»

elisa g. brotons. 27.02.2014

El Juzgado de lo Penal 1 de Elche celebró ayer el juicio contra el exalcalde Alejandro Soler, que quedó visto para sentencia tras dos horas y media en las que declaró el socialista como acusado de dos delitos de malos tratos y otros dos de amenazas en el ámbito doméstico y en el que se interrogó también a su exmujer y denunciante, Manuela Gonzálvez, a tres testigos y un perito forense.

El Ministerio Público elevó a definitivas sus conclusiones al término del juicio, y solicita que se le condene a 38 meses de cárcel (con penas de entre 8 y 12 meses por cada delito), y que se le imponga la responsabilidad civil de 280 euros para indemnizar a su expareja por las lesiones sufridas. La Fiscalía consideró (y a esas conclusiones se adhirió la acusación particular) que con el testimonio de la denunciante y el reconocimiento por parte de Soler de que mantienen una relación tensa y discusiones queda probado que hace tres años la empujó en casa contra el marco de una puerta, que el 1 de enero de 2013 en una discoteca la amenazó diciéndole «me la vas a pagar», que entre marzo y abril de 2013 en una cena en casa de él le dijo«hija de puta, te voy a hundir con toda la artillería que tengo, te tendría que haber enviado dos rusos para haberte matado» y que el pasado 9 de febrero la empujó contra una jardinera en el zaguán de la vivienda cuando él acudió a por su hijo y ella quería volver a subir a casa para cambiarle los zapatos, algo que finalmente no pudo hacer por el empujón, que le provocó un moretón en el codo, hinchazón en los dedos y dolor cervical.

La testigo aportada por la acusación, amiga de ella, dice que presenció la escena de Nochevieja y que a pesar de no oír lo que Soler le dijo, sí que le vio cogerla del brazo y que a ella «le cambió la cara» y a partir de ese momento quiso irse (él, por su parte, asegura que solo le dijo «feliz año»). Por lo demás, para la acusación y el fiscal resulta suficiente con el relato aportado por la supuesta víctima, el parte médico y el informe forense de las lesiones.

Un amigo de él que presenció el encontronazo en Nochevieja declaró para asegurar que él no la amenazó y una mujer que casualmente pasaba por la calle el día 9 de febrero aseguró que no oyó ningún grito ni golpe hasta que vio a Soler salir del zaguán con el niño cogido de la mano, cabizbajo y a paso lento, mientras ella le gritaba con el dedo en alto «si me empujas te denuncio». En ese episodio, Soler habla de un «roce levísimo» con el antebrazo de su exmujer cuando cogió a su hijo de la mano para marcharse «sin decir nada más por el espectáculo que estaba montando» al gritarle que le iba a denunciar.
Finalmente se escuchó a un perito forense que, por un lado, dijo que el hematoma que ella presentaba en la parte interior del codo sí es compatible con un golpe como el que ella describe, aunque también dijo que en unas fotografías tomadas del moretón que aportó la acusación y que corresponderían al mismo día de la agresión presentan «una coloración que parece de varios días, no parece que sean del mismo día». Soler manifestó que «sé perfectamente, porque yo estaba allí, que ni yo la golpeé, ni se cayó, ni se golpeó con nada; no sé si ese golpe lo tenía o se lo produjo».

Absolución

La defensa pidió la absolución considerando que la declaración de la denunciante no puede ser tenida en cuenta como prueba de cargo por tener «móviles espúreos», haber resultado inverosímil y haberse contradicho en sus tres declaraciones de las últimas dos semanas en detalles como cuántas agresiones padeció. De hecho, se la intentó retratar casi como una chantajista que ha intentado obtener dinero de su exmarido y que por no conseguirlo ha interpuesto una denuncia falsa. Mientras Soler negó de plano todas las acusaciones y aseguró que «jamás» la ha empujado ni amenazado –aunque reconoció muchas discusiones–, ella relató cuatro episodios y aseguró que era una persona muy celosa que la ha maltratado psicológicamente «usando el poder que tiene».

El juez rechazó que se practicara una exploración al niño, de 10 años, como medida de protección de su integridad emocional y al no haberse solicitado ningún informe de madurez, algo en lo que el fiscal estuvo de acuerdo, al considerar que los menores solo deben ser consultados cuando son víctimas. La defensa criticó en varias ocasiones esta medida e hizo constar una queja, planteando que no permitir que se preguntar al niño «si su papá empujó a su mamá» vulnera el derecho a la defensa del exalcalde, dado que fue la única persona que estuvo presente en la supuesta agresión, y que de ser esta falsa sería falso todo lo demás.

Tampoco aceptó el magistrado escuchar a otros testigos propuestos por la defensa, entre ellos una psicóloga que les trató como pareja o la empleada de hogar (para consultarles si alguna vez se les refirió un clima de malos tratos), una maestra del menor (a la que según la defensa este le confesó que no hubo empujón), dos personas a las que habría dicho el mismo día que «iba a montar un escándalo» o que «iba a ir a por todas» (algo que ella niega) o el portavoz del grupo municipal socialista de Elche, Antonio Rodes, y al padre del acusado, Vicente Soler, que en ambos casos pretendían presentar mensajes de «WhatsApp» en los que Manuela Gonzálvez amenaza con «hundir» a su exmarido si no accedía a modificar el convenio económico que firmaron tras su separación o a «devolverme lo que me ha quitado». En todos los casos, el fiscal consideró que nada tenían que aportar porque no fueron testigos directos de los supuestos delitos. Ella reconoció estos mensajes, aunque dijo que estaban sacados de contexto.

«Ocultación de bienes»

Admitió que unas semanas antes de interponer la denuncia le exigía a Soler que le entregara «a cuenta» 30.000 euros para el traspaso de una peluquería, pero lo justificó asegurando que «el 4 de diciembre encuentro en mi casa un papel con dos cuentas a nombre de Alejandro Soler con unos 300.000 euros, me quedo sorprendida porque no sé nada y contacto (con un despacho de abogados) para que se negocie con él porque ese dinero no estaba en la liquidación de bienes gananciales y para mí es ocultación de bienes (?) Cuando encuentro eso empiezo a entender unas fotos que él envía al móvil de mi hijo y por las que mi hijo me dijo "mira, papá en París, y luego dice que no tiene dinero"; por eso le envío el mensaje a su padre (a Vicente Soler), y le digo que su hijo está viviendo en la abundancia, comiendo caviar y regalando bolsos de Luis Vuitton, mientras en mi casa somos tres y nos pasa 600 euros con los que no llegamos a fin de mes (?) Se supone que de esas cuentas la mitad es mía», y que por eso le pidió 30.000 euros «a cuenta», expresó.

Paralelamente, manifestó que Soler la amenazaba «a lo mejor porque sabía cosas o tenía papeles delicados que podían salir a la luz» y que firmó inicialmente un convenio económico en el que ella se quedaba los bienes y él las deudas pero que «realmente ese convenio no tiene nada que ver con la realidad, lo firmé porque me dijo de no tener líos en los medios de comunicación por cosas que tengo en mi poder que le pueden hacer daño».

A este respecto, el abogado de Soler le planteó la pregunta de si esas cuentas o el documento que encontró podrían ser del Ayuntamiento y que él apareciera como titular o autorizado por haber sido alcalde, algo que ella respondió que lo desconocía (la defensa niega que el exalcalde disponga de ellas).

Alejandro Soler hizo uso de la última palabra para decir que «en las acusaciones que he tenido que escuchar no hay una sola que sea cierta; si yo hubiera accedido a dar el dinero que se me pedía no estaría denunciado, y si hubiera hecho alguna de esas cosas habría sido denunciado antes, y quiero señalar que me ha llamado la atención que el abogado diga que las fotos se hicieron el día 9 y que el forense dice que por la coloración de los hematomas eran anteriores». No hubo lugar a más y se levantó la sesión para que el juez dicte sentencia.

Fuente: http://www.diarioinformacion.com/el...


Más textos de Vicent Teulera en Tortuga:
http://www.grupotortuga.com/Articul...