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Adrián Vaíllo: "No reconozco ninguna legitimidad moral a esta condena"

Martes.14 de junio de 2016 1589 visitas - 7 comentario(s)
Este miembro de Tortuga argumenta contra la sentencia que le impone una multa por haberse declarado objetor electoral. #TITRE

Bueno..., aprovecho y saludo de nuevo a todo el mundo. A este paso me vais a aborrecer, pero la administración me impele a seguir escribiendo.

Como ya os he comentado otras veces, hace ya casi cinco años, por allá por noviembre de 2011, me llamaron para formar parte de una mesa electoral. Me negué a hacerlo.

¿Mis motivos? Pienso que el parlamentarismo y el capitalismo son incompatibles con la democracia: el primero porque no permite que las personas participen directamente en la toma de decisiones de los asuntos que les afectan; el segundo porque genera una desigualdad económica incompatible con la igualdad social.

Atendiendo a todo esto, me parecía que lo más coherente era declararme objetor de conciencia al sistema electoral. Y así lo hice.

Y bueno..., ya he sido juzgado por algo que desde el último gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se considera delito. Hasta entonces rechazar el cargo de vocal o presidente de una mesa sin alegar un motivo admitido por la junta electoral de zona era una simple falta.

Ahora declararse objetor al sistema electoral es un delito porque, claro está, la mal llamada administración de justicia no acostumbra a atender a las razones de la conciencia. Tanto es así que en cinco años de proceso, si exceptuamos alguna pregunta formulada desde el ministerio fiscal, el estado no ha mostrado ningún interés por juzgar el valor de la libertad ideológica.

La sentencia me condena a hacerme cargo de las costas del juicio y de una multa de 360 euros (tres meses a razón de cuatro euros diarios). Por supuesto, si no pago podría acabar en la cárcel.

Poco razonada queda esta decisión en un documento que debe recurrir a la jurisprudencia para encontrar algún sostén. En los casos mencionados se leen argumentos como que el hecho de participar en una mesa electoral es un acto políticamente neutral o que no entra en contradicción con la libertad ideológica.

Ninguno de ellos soporta una mínima crítica. No existe la neutralidad política: construimos o destruimos sociedad con cada uno de nuestros actos. Cuando compramos el pan, cuando ignoramos al pobre, cuando cuidamos a nuestros hijos, cuando nos tomamos una cerveza en un bar..., en todos esos momentos, queramos o no, hacemos política. Nadie toma postura ante el mundo solo cuando deposita un voto. Del mismo modo, nadie lo hace solo cuando se niega a participar en las elecciones, pero —qué duda cabe— decidir si colaborar o no en «la fiesta de la democracia» es un acto político y, para nada, neutral. Argumentar lo contrario solo es una prueba de la estrechez de miras de quien antes que pensar prefiere asumir los valores del poder.

¿Y qué decir sobre la libertad ideológica? Para decidir si un acto está amparado por ella o es un capricho, ¿no habrá que argumentar, escuchar y contrargumentar? ¿O al poder le basta, en este caso sí, con decidirlo caprichosamente? Y, ¿no recoge el artículo 16 de la Constitución lo siguiente?:

«Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.»

Evidentemente, si la arbitrariedad de un juez decide qué es libertad ideológica y qué no, poco importa qué límites establezca para esta la ley.

En cualquier caso, no os cuento nada nuevo: que la Constitución es un canon ideado para ser conocido pero no respetado no se le escapa a nadie. Y si no que se lo digan a quienes no tienen techo.

A finales del siglo XVIII pensadores conservadores como Burke o Novalis argumentaban que era imposible construir una sociedad que tuviera como fundamento la razón de los individuos; por lo tanto, rechazaban los sistemas constitucionales y defendían la organización que, por ese entonces, se podía considerar tradicional.

Esta postura, aunque sea inconscientemente, homenajea a cualquier tentativa de las que ahora llamaríamos democratizadoras: reconoce su dificultad y decide no andar su camino en vano.

Sin embargo, la historia del régimen parlamentario es bien distinta. Durante siglos, los regímenes herederos de las revoluciones liberales no han hecho nada más que perfeccionar un decorado que oculta la realidad. Como si la felicidad se demostrara usando máscaras carnavalescas y festivas, los actuales sistemas políticos occidentales se disfrazan de democracia —y lejos de homenajearla, la insultan— con sus instituciones y sus votaciones.

Poco reconfortante resulta comunicarse con un sistema así. Por ello dudo si recurrir esta sentencia o no. Por una parte, considero que la conversación (para mí no es otra cosa) que mantengo con la administración aún no ha terminado; por otra, no sé si seguir con todo esto sería legitimar, en cierto modo, a un sistema que no busca convencer, sino vencer. No sé aún qué haré.

Y sobre la multa..., ¿qué puedo decir? No reconozco ninguna legitimidad moral a esta condena, pero no huyo de nadie. Yo me limitaré a seguir mi vida con normalidad y supongo que el estado sabrá qué debe hacer.

Pero bueno..., estoy satisfecho de haber dado estos cuatro pasitos en el camino de la desobediencia. Sobre todo porque comparto viaje con gente que reconoce las dificultades y las limitaciones que nos impone la razón, pero que no se rinde. A diferencia de Burke y de los teóricos del actual parlamentarismo, esta gente cree en la libertad y avanza sin trampas.

Adrián Vaíllo


Ver también:

Manifiesto por la Objeción de Conciencia Electoral

Queremos que nos borren del censo electoral

¿Cómo puedo hacer Objeción de Conciencia al Sistema Electoral?

  • Bravo, Adrián.
    Hagas lo que hagas, estará bien porque parte de la reflexión y la escucha de tu conciencia. Y eso nos diferencia de los gestores de lo público que tenemos.
    Mañana me personaré en el juzgado para iniciar por mi parte el camino que parece terminar ahora para tí...
    Saludos.

  • Adrián Vaíllo: "No reconozco ninguna legitimidad moral a esta condena"

    15 de junio de 2016 03:10, por Raul Robles Deves

    Muy bueno !

    Recuerdo los debates que teniamos tu y yo en el instituto... jaja . Yo por aquel entonces era "liberal" y vote a Aznar .

    Eres un grande, y no estas solo . Ademas todo esta a punto de cambiar..., no desesperes que ya queda poco de humanidad inconsciente, pues esta a punto de ser liberada la Humanidad consciente y libre.

    Y tu estaras en ella :)

  • Ánimo, Paco, en este camino que empiezas. No te faltará apoyo.

    Y un saludo pa’ Raúl. Política y algo de Pantani y el Giro: no eran malas conversaciones, je, je, je. Luego compartimos unas buenas clases de Ética con Enric.

    Gracias por el apoyo.

    Un abrazo pa’ to’l mundo.

  • Adrián Vaíllo: "No reconozco ninguna legitimidad moral a esta condena"

    16 de junio de 2016 13:17, por un hombre corriente

    Y yo me pregunto. ¿Puede hacerse uno objetor de cualquier cosa? Porque si es así yo pasaría de todo, me saltaría los semáforos en rojo (no me gusta que me pongan leyes). Iría al super a coger lo que me diera la gana (no me gusta el dinero, son de capitalistas), si veo algo por la calle lo cojo (lo que hay en la calle no tiene dueño) y así un montón de de cosas.
    Nos guste o no vivimos en una sociedad que nos hemos autoimpuesto unas leyes (algunos no las hemos votado) pero si todo hiciéramos lo que moralmente (individualmente) nos gusta esto sería una locura.
    A mí tampoco me gusta pagar multas, peajes, etc así que a partir de ahora no lo voy a hacer..

    Sé que tienes buena voluntad pero creo que este no es el mejor camino...

    • Deberías intentar ponerte en el lugar de los condenados en vez de ponerte a favor de los inquisidores,los que siempre tienen que encerrar,,obligar,coaccionar e incluso,cuando estos métodos no funcionan,llegar a utilizar la violencia física.En primer lugar,los ejemplos que pones son la parte,no el todo.Una parte utiliza el coche y por tanto,conduce y tiene que respetar las normas de tráfico,pues si no,provoca un accidente que perjudica a otros.Si alguien no quiere pertenecer al capitalismo no se dedica a robar como un vulgar ladron,como un lumpen,sino que trabaja por destruir el capitalismo como el Estado te deje,uniendo fuerzas con otras personas que piensen como tú,rechazando el dinero y fomentando el intercambio y en cualquier caso,no depender de los productos del mercado en la medida de lo posible.Te diría que al ser minoría,estamos obligados a hacer lo que quiera la mayoría y por tanto a vivir como quieran los tecnoentusiastas,los que creen que las personas son lobos que debemos competir unos contra otras hasta la muerte,etc.etc.No nos queda otra,pero,¿quién sale perjudicado porque esta persona no acuda a la maldita mesa electoral?Hay muchas personas encantadas con ir y formar parte de la "fiesta de la democracia".Diría más,estoy seguro que muchos lo haríais encantados con no cobrar nada,pues en realidad es la democracia y somos todos como hermanos viviendo en un mundo feliz de igualdad.Se me ocurre otra pregunta:si es la democracia,¿por qué se obliga a algo contra la voluntad de alguien?Cuando algo es bueno tiene que ser elegido por la persona,pues si no,puedo pensar que no ha habido ningun cambio entre la dictadura y la democracia.Antes te golpeaban si pedías democracia y ahora te encierran(y puede que te golpeen si no haces lo que te dicen)si no te gusta la democracia...o lo que la mayoría social(?) llama democracia.Si hay democracia debe ser establecida primero la libertad,no la de golpear a quien quiera ni la de robar a diestro y siniestro sino la libertad de elegir lo que quieres hacer en tu vida y con tu vida,pues no creo que salga nadie herido porque este señor no haya acudido a la llamada del amo y señor,el Estado.Se me ocurren dos cosas.La primera es que,ya que hay gente que no quiere ir a formar parte de la mesa electoral,que se le impida votar,pues al no formar parte de la democracia tampoco podrá beneficiarse de sus "bondades".Por otra parte,se me ocurre que los políticos y sus subordinados,los tecnicos del Estado cobran más por una hora de trabajo que por un "dia de estos" de jornada democrática.Se pasa uno casi 16 horas,acabas a las 2 de la mañana y tienes que llevar los "papelitos"a tomar vientos.Y luego vuelve a tu casa por tu cuenta y riesgo...con mas riesgo que cuenta,¿por qué no se cambian el dia de trabajo de uno de los primeros,por el de los segundos?¿cambiarían el sueldo,ya que no el trabajo,de unos por otros sin hacer mas cuenta,así de primeras?Igual se lo piensa más gente.Incluso los que los que están encantados con esta democracia.

    • Adrián Vaíllo: "No reconozco ninguna legitimidad moral a esta condena"

      3 de noviembre de 2016 09:41, por Sergio Bleda

      En respuesta a tu pregunta: Sí. Uno puede declararse objetor y desobedecer cualquier ley que considere injusta.

      Recordemos la huelga de alquileres que hubo en Barcelona, la negativa a abonar el importe del copago en las farmacias o incluso en el peaje de las autopistas. Recordemos a Rosa Parks, que desobeció la ley que le obligaba asentarse en los asientos reservados para negros en el autobús o, por supuesto, a todos aquellos insumisos españoles que fueron a la cárcel y consiguieron eliminar la obligatoriedad del servicio militar. Son medidas de presión de la ciudadanía en repuesta de leyes injustas o abusivas. Y son muy legítimas.

      Aquí se está hablando de desobediencia civil, no de robar o saltárse los semáforos. No digamos disparates.